Reseña histórica de la filada de Zuavos de Bocairente año 1904


Año 1904

Capitán José Sempere 1


No es posible acertar a decir el carácter que a este entusiasta festero le revestía cuando se trataba de festejar a su santo patrón San Blas. Y si bien él era uno de los que tiraban el resto cuando le tocaba el turno, no era menos su esposa que nada le dolía en cuanto se trataba de hacer algún sacrificio en beneficio del santo de su nombre para honrarlo.


Ya en este período éramos dueños de una casita (o mejor dicho alquilada), situada en el Repuncho, propiedad de Vicente Cantó, que también era uno de los que formaban a nuestro lacio, cuya finca o maset era lo que constituía toda nuestra felicidad. Todo el año, pero en particular los domingos y días de fiestas, allí al compás de la bien templada guitarra se cantaban por habaneras y serenatas más inspirados que los versos de un poeta. Mientras que algunos se entretenían con estos pasatiempos tan honestos, otros pasaban el rato con algunos juegos también lícitos, y así transcurrían las tardes con las armonías de muchos y la satisfacción de otros. Repetimos el juego de lotería en este año y a la sazón nos lo proporcionó el dueño del Café de España, el arriendo de un juego de lotería que en aquella localidad había, a la que después de consultarlo en junta general aceptamos (este trato ya fue con las formalidades para todo el año, pues el año anterior no fue mas que para una temporada), y nos dispusimos a cumplir todos con las estrictas obligaciones que nos habíamos impuesto.


Pingüe fue la ganancia que nos proporcionó este entretenimiento y además un beneficio para la comparsa, puesto que emprendido aquel negocio todos trabajaban con interés, como si fuera cosa particular de cada uno.


Durante todo el año se iba recaudando trece, catorce pesetas2 más o menos todos los domingos, pero solamente en las dos fiestas de Navidad, se recaudaron según consta en la libreta de recaudación que al individuo Julián Castelló le estaba confiada, en la 1ª fiesta 65 pesetas y en la 2ª 62, esto a parte de las fiestas de Fin de Año y reyes que se recaudaron 95 pesetas, que creo que es una cantidad regular, de manera que en la distribución que se hizo el día de cuentas de aquel año, tocó a los que prestaban este servicio 7 pesetas y a los que no lo prestaron 2,50 pesetas, además mercamos dos calderos grandes, una mesa de pino que es la que hoy existe con forro de hojalata, los delantales de la escuadra de gastadores que en este año se hicieron nuevos y algunos bancos que se hicieron nuevos también, pues carecíamos de muchas cosas y nos fuimos habilitando.


Gran animación había entonces en esta corporación, pero también tuvimos que lamentar una baja, no por deserción, sino por fugitivo, que después de apelar a todos los medios que estuvieron a nuestro alcance acabamos por no sacar nada en limpio.


Confiada estaba por entonces la banda de alférez a D. Luzgardo Ureña (Bolet), pero este individuo se vio acosado por causas que él mismo no sabía explicar y abdicó de aquel compromiso que había contraído en presencia de una corporación de hombres que  él creía que eran niños, después de muchos rodeos convocó junta general para tratar de aquel asunto que al parecer para él no tenía importancia alguna, y al querer hacer entrega de aquel compromiso se le echaron muchos individuos encima con ademanes provocativos. Se defendió como pudo, pero en una descompostura muy poco agradable tuvo la desfachatez de coger del brazo para persuadirle a Tomás Galiana, y éste que no las tiene todas, le dio un empujón agregándole que a él nadie le tocaba mas que su mujer y no a todas horas, con lo que se vio corrido el pobre Luzgardo y tuvo que marcharse a Barcelona poco después.

También hay que advertir en todo esto que no por esto se quedó la filada huérfana de mando; a rey muerto, rey puesto, como dice el refrán y surgió capitán enseguida. Y este accidente no interrumpió, ni en parte ni en nada, la marcha de la comparsa que tantos progresos iba haciendo y tan gratos recuerdos iba dejando en el corazón de todos los que entonces teníamos la dicha de pertenecer.


Durante los actos de fiesta mucha formalidad, a excepción del piquete que todos abandonaron al santo una vez llegó a la plaza, esto no es decir que lo abandonaron, si no que al comprender que en la plaza había mucha gente no titubearon en dejarlo un poco para reponerse con algún culicoen alguna casa particular.


Algunos compatriotas nuestros que tanto disfrutan en estos días, quisieron tomar parte en algún acto de fiesta, para lo cual pidieron permiso a la comparsa para poderse uniformar, lo cual se les concedió. Joaquín Patricio Vidal y a instancias de José Mª Vañó, salió José Mª Orquín que juntos estos tres jóvenes con algunos de la filada llevaron la parte sonante y cantante, y si a esto agregamos las ocurrencias de (Chapa Chapa) que era el que dirigía la orquesta, excuso decir que es lo que pasaría aunque algunos demasiado lo saben.


No quiero pasar en alto la ocurrencia que tuvieron algunos y consistió en hacer tragar el vino a cierto individuo que no le gustaba.


Concertada estaba la tramoya en una de las mesas del Café España, en cuyo sitio se había de reunir la gente en la noche de San Blas después de la cena. Todos acudieron al lugar de la cita con tiempo anticipado a fin de no infundir sospechas y a la hora indicada llegó el sujeto a quien esperaban, limpiándose los dientes (gracias que entonces tenía) pues acababa de cenar.


A penas llegó se le brindó asiento y se le sirvió el café frio que al efecto ya estaba contenido en el vaso, pero éste le miró sin atreverse a gustarlo, pero le persuadieron que era café.


Como resulta que en fiestas la nariz es el sentido que menos falta hace, nuestro protagonista bebió, pero al llegar al paladar aquel líquido que había pasado por café y era vino, arrojó sobre la mesa el vaso, el vino y, hasta la última tripa hubiera echado si no le dan un contraveneno, y así pasó la broma de aquella noche.


Siempre por lo general, en todas las reuniones hay sujetos que inventan y otros que copian, y para esto viene al caso lo que pasó en la noche última después de cansados de las copas de Blanco.


Hallábanse en casa de Fco. Cabanes bebiendo los individuos: Tomás Galiana, Olegario Doménech, José Mª Vañó, Miguel Calatayud, Leandro Cardós y otros, pero resultó que se ponía la casa al caliente y había que salir a tomar el fresco, como en efecto a la calle salieron y por no ensuciar los vasos echaron mano de la vasija donde suelen beber los burros y a la débil luz de un viejo candil allí se amorraron todos y al compás de la bonita habanera el torero bandellirero apuraron las vasijas habidas y por haber, de donde procede la historia Cova de Garró y finalizó el acto en casa de Cascarró, de donde salieron a las 6 de la mañana para quitarse el traje y marcharse al trabajo con la ropa de mecánico.


Y así terminó aquella jornada que todos celebran al hacer solamente mención de ella, pues las ocurrencias gustan a todos.


Autor: Julián Castelló Silvestre (1876-1940)


1  José Sempere Albero

2  1 euro = 166,386 pesetas

3  Refrigerio


191.880

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