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Hermano contra hermano. |
El debate sobre cómo contar las guerras del Carlismo… y si fueron guerras civiles
El siglo XIX en España fue un siglo convulso, atravesado por inestabilidad política, pronunciamientos militares y enfrentamientos armados entre modelos opuestos de país. Entre estos conflictos destacan con fuerza las llamadas Guerras Carlistas, luchas entre los partidarios del absolutismo legitimista —los carlistas— y los defensores del liberalismo, primero isabelino y después constitucional.
Pero incluso algo aparentemente tan simple como numerar estas guerras genera controversia. ¿Fueron tres? ¿Fueron dos? ¿Es correcto hablar de "Tercera Guerra Carlista" para referirse al conflicto de 1872–1876? Y, más aún: ¿podemos decir que fueron guerras civiles?
La cronología tradicional: tres guerras carlistas
La mayoría de manuales y estudios especializados adoptan esta división:
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Primera Guerra Carlista (1833–1840): Tras la muerte de Fernando VII, su hermano Carlos María Isidro reclamó el trono frente a Isabel II. Fue una guerra civil en toda regla, con varios frentes abiertos (Navarra, País Vasco, Aragón, Cataluña, Valencia) y un auténtico sistema paralelo de poder carlista.
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Segunda Guerra Carlista (1846–1849): Conocida también como Guerra dels Matiners, tuvo un foco casi exclusivo en Cataluña. Fue un levantamiento menos extenso y con menor impacto, sin presencia del pretendiente carlista en suelo español ni grandes campañas militares.
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Tercera Guerra Carlista (1872–1876): Liderada por Carlos VII (nieto de Carlos María Isidro), fue el último intento serio del carlismo por instaurar su modelo político. El conflicto tuvo una estructura de Estado carlista en zonas del norte, con ejército regular, administración propia y batallas de envergadura como Montejurra o Lácar.
¿Por qué algunos no la llaman “Tercera”?
No todos aceptan esta numeración. Algunos historiadores y aficionados consideran que solo hubo dos guerras carlistas propiamente dichas. La razón principal es la poca entidad del conflicto de 1846–1849, al que no consideran merecedor de ser contado como una guerra en toda regla.
Entre sus argumentos destacan:
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Escasa dimensión geográfica y militar: La revuelta se concentró en Cataluña y no llegó a tener repercusión nacional. Tampoco hubo un ejército carlista regular ni una ofensiva coordinada.
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Falta de liderazgo del pretendiente: Carlos VI, entonces jefe de la causa carlista, no pisó territorio español ni dirigió la insurrección. El movimiento careció de mando centralizado.
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Comparación desproporcionada: Frente a la Primera y la Tercera, con miles de combatientes, frentes múltiples y estructura de Estado paralela, la llamada "segunda" queda muy por debajo en escala, duración y consecuencias.
Entonces… ¿cuántas guerras carlistas hubo?
Aunque el debate es legítimo, la mayoría de historiadores defienden la existencia de tres guerras carlistas, por razones tanto cronológicas como conceptuales. Entre los argumentos a favor destacan:
🟢 Coherencia histórica
Aunque la Segunda Guerra Carlista (1846–1849) no alcanzó la magnitud de las otras dos, su inclusión en la cronología responde a una lógica historiográfica ampliamente aceptada: todo levantamiento armado de alcance regional o nacional, liderado en nombre de un pretendiente carlista y con motivaciones políticas concretas, se considera parte del fenómeno carlista en su conjunto.
La Guerra dels Matiners, como se la conoce en Cataluña, no fue una simple revuelta local: hubo combates, movilización de tropas liberales, ejecución de jefes carlistas, proclamaciones políticas y una continuidad ideológica clara con respecto al movimiento iniciado en 1833.
Este enfoque se alinea con el tratamiento que se da en obras de referencia como:
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📘 La Era Isabelina y el Sexenio Democrático (tomo correspondiente de la Historia de España dirigida por Manuel Tuñón de Lara – Editorial Labor), donde se analiza la Segunda Guerra Carlista como parte de la continuidad del conflicto entre liberalismo y tradicionalismo en el siglo XIX.
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📘 Historia del Carlismo de Joaquín Arrarás, una de las obras clásicas del pensamiento carlista (aunque escrita desde una óptica afín al movimiento), que reconoce las tres guerras como momentos distintos y diferenciados dentro de la evolución del carlismo.
🟢 Terminología consolidada
En el plano de la divulgación y la enseñanza, la denominación de “Tercera Guerra Carlista” para el conflicto de 1872–1876 está firmemente asentada en la historiografía española y en los manuales académicos más influyentes. Esto se refleja en obras como:
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📚 Historia de España dirigida por Raymond Carr (Alianza Editorial), donde se tratan las tres guerras como episodios claramente diferenciados y se utiliza sin ambigüedad la expresión Tercera Guerra Carlista.
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📚 La España del siglo XIX de Javier Paredes, manual universitario donde se reconoce la existencia de tres guerras carlistas, situando la tercera como un conflicto de escala nacional con implicaciones políticas de largo alcance.
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📚 Historia Militar de España (dirigida por Carlos Canales y Miguel del Rey), que dedica un capítulo a la Tercera Guerra Carlista y analiza el desarrollo del ejército carlista de Carlos VII, la batalla de Lácar, el sitio de Bilbao y la organización estatal carlista desde Estella.
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📚 Atlas de Historia de España (Espasa), de uso habitual en enseñanza media y universitaria, que presenta mapas y cronologías claras con la división tripartita de las guerras carlistas.
Además, organismos académicos como la Real Academia de la Historia, en su Diccionario Biográfico Español, también distinguen entre Primera, Segunda y Tercera Guerra Carlista al abordar la vida de personajes como Carlos María Isidro, Ramón Cabrera o Carlos VII.
🟢 Importancia regional
En Cataluña, la Guerra dels Matiners dejó una huella importante tanto en la memoria colectiva como en la cultura política del siglo XIX. Excluirla sería ignorar una parte esencial del desarrollo del carlismo en esa región, que tuvo sus propias dinámicas y protagonismo dentro del conflicto.
¿Fueron guerras civiles?
Aquí entra un segundo debate, igual de interesante: ¿debemos considerar las guerras carlistas como guerras civiles?
La respuesta mayoritaria es sí, y con fundamento. Las guerras carlistas enfrentaron a españoles contra españoles por el modelo político y social del país. No fueron invasiones extranjeras, ni conflictos coloniales, ni simples rebeliones locales. Implicaron ejércitos organizados, movilización de población civil, fuertes divisiones ideológicas y claras consecuencias territoriales.
Además, reflejan una fractura interna que no se resolvió en un solo episodio, sino que se reactivó en diferentes momentos del siglo XIX. En ese sentido, pueden considerarse una guerra civil prolongada e intermitente, que tuvo distintas fases entre 1833 y 1876.
Conclusión: el carlismo, más allá de la numeración
Llamemos “Segunda” o “Tercera” a la guerra de 1872–1876, lo que nadie discute es que fue el último gran conflicto armado del carlismo, y una de las últimas guerras civiles del siglo XIX en España. Tras su derrota militar, el carlismo no desapareció: continuó como fuerza política, social e ideológica durante la Restauración y el siglo XX.
Este debate sobre la numeración no es solo una cuestión de orden cronológico: nos obliga a reflexionar sobre cómo interpretamos la historia, qué hechos consideramos relevantes y cómo varía el recuerdo de los conflictos según las regiones y generaciones.
📌 ¿Y tú qué opinas?
¿Crees que la guerra de 1846–49 merece el título de “Segunda Guerra Carlista”?
¿O prefieres considerar solo dos grandes guerras civiles carlistas?
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