Reseña histórica de la filada de Zuavos de Bocairente año 1908



Año 1908

Capitán Enrique Calatayud 



Nada hubo que desear durante la jefatura de este insigne capitán, pues todo marchó a las mil maravillas porque en nada se opuso a la voluntad de sus subordinados que eran ante todo y sobre todo festeros, por consiguiente aunque pobre obrero hizo todo cuanto pudo y más aún si cabe.


Pues bien, demás estará decir que nos servimos de la misma música que los años anteriores, pues como no era preciso hacer pactos nuevos, en el momento escribíamos estaba hecho el contrato sin más razones que la carta y dos plazas más, dos plazas menos o 5 pesetas más o menos, la cuestión es que ellos no se hacían mucho de rogar porque venían, comían a dos carrillos cuatro días con su correspondiente jornal y quedaban más contentos que una pascua.


Habitábamos todavía el Mas de Pedaça y era una habitación muy del caso porque no había peligro de que se hundiera el piso porque era todo una pieza y muy a propósito por lo ventilada que era, pues solo había media ventana y para el caso no se podía abrir, no obstante nos servían todas las dependencias aunque fueran para excusado.


La noche del caldero, o sea la víspera de las fiestas hubo que luchar en abundancia, porque en virtud que el sargento José Molina Q. E. P. D. no se atrevió a poner mano en los calderos por hallarse inapto, quiso el individuo exsargento Ramón Beneyto meter mano lo cual no lo consistieron y como el referido Ramón se incomodó un tanto, hubo que persuadirle lo cual costó de llevarlo al terreno de la conformación a pesar suyo. Como siempre después de haber cenado comenzó a ponerse la orquesta en actitud bastante agradable y cuando la cosa estaba en su apogeo entró fuerte huracán por la puerta al ser empujada por Antonio Belda.


El primer empuje de aquella gente extraña al parecer fue abofetear al sargento que quiso

poner orden en tan oportuna ocasión y el pobre hombre fue rodando por el suelo sin más

motivo que el de haber querido intervenir en una cuestión que interesaba a todos que era el conservar el orden, de modo que se metió a redentor y salió crucificado.


Eduardo Espí y Marcelino que eran los dos del contrabando no cabían en el pellejo, el local era estrecho para ellos, no estaban seguros de sus uñas ni los bancos, ni mesas, ni caras, hasta que por fin hubo que prenderles y para el efecto tuvo que hacer Tomás de Terol una de las suyas y cogiendo una soga que allí tenía a mano y que era de alguna resistencia pudo con la ayuda de otros afianzarlos y codo con codo amarrarlos fuertemente y así pudimos escapar de aquella gente que no vino a otro fin que a repartir galletas de carne humana, de grado o por fuerza.


La diana del día de San Blas también dejó algún recuerdo, porque en la plaza de Sto. Tomas los soldados de infantería se volvieron en un momento lanceros y haber cargado el burro durante la noche, así que el pobre Muisen no pudo resistir aquella represa que tenía en la barriga y tuvo que echarla fuera más que a la carrera.


No se quedó atrás Reverte que en el día de San Blas fue el último festero que entro en

la Iglesia y por consiguiente el primero que salió alterando así el orden de costumbre, pero esto no fue más que un exceso de ingenio violento, pues no dejaba de prestar el servicio correspondiente cuando le tocaba el turno.


La filada nunca regateó en cuanto se le ofrecía con buena voluntad un servicio y así acordado que fue entre los representantes en plena junta bajo la presidencia del Sr. Alcalde el dar un piquete de honor durante el Santo Sacrificio de la misa del día último en la ermita del Stmo. Cristo del Monte Calvario, se prestaron muy gustosos a ello; pero habiéndose enterado de esta iniciativa nuestra, la comparsa de Granaderos quisieron alternar con nosotros tomando en este religioso acto, pero que el resultado fue que al 3° año que les tocaba dar el consabido servicio de honor lo dejaron por causa de no tener bastantes plazas y en el año 1911 dejó de darse este piquete de honor que tanto realce daba a este acto, lo cual la filada experimentó grande disgusto por ser una iniciativa nuestra pero secundada por otros.


En el último día se rifó una magnífica tortada, la cual permaneció todas las fiestas en la

mesa del refresco, la cual era un adorno que contrastaba muy bien con lo que había expuesto, pero habiendo llegado al final de las fiestas tuvimos a bien con el permiso de su dueño hacer de ella una rifa pública.


Reunidos en el domicilio del individuo Julián Castelló algunos sujetos pertenecientes a

la comparsa como Pedro Beneyto, Antonio Castelló, Leandro Cardós, Enrique Sanchis y

Gregorio Belda; procedieron a formar un número de papeletas para venderlas en público de las 200 que se hicieron se vendieron 190, de modo que cada cual se tomó el interés para llevara cabo el proyecto.


Se fue reuniendo la gente a eso de las tres en la fuente del Ravalet para dar principio a el acto de mudar bandas a los respectivos capitanes entrantes en la iglesia del convento de las monjas agustinas, y una vez allí reunido el personal se procedió en presencia de todos al sorteo arriba indicado.


Un muchacho pequeñito fue el que metió la mano en la boina de Julián el que sacó el

número 1 perteneciéndole la tortada a la maestra del colegio de niñas D° Josefa Miralles,

quedando todo el publico muy conforme en la operación tan limpia cómo se hizo en presencia de todos y esto es lo que nos garantiza las simpatías en todos los actos de la fiesta y entre todas las demás comparsas.


Pues bien, terminado que fue este día y al pasar revista, en el bolsillo de algunos que ya

hemos nombrado pudimos ver que entre todos pudimos reunir 4,50 pesetas 1, producto total de lo recaudado en las papeletas de la fabulosa rifa, de cuyo dinero nadie sabía que hacer y en vista que a nadie pertenecían legítimamente optamos por entregárselos a José Mª Vañó, pues este pobre individuo estaba en cama a consecuencia de una herida que recibió en una pierna producida por un disparo casual de una escopeta, lo que le inutilizó la pierna y como el desgraciado pertenecía a la comparsa tuvimos a bien hacerle aquel generoso obsequio en nombre de la comparsa y aún del pueblo entero. Estos son los procedimientos de esta filada, esta es la historia y actos heroicos llevados a cabo muchas veces por los Zuavos.


A parte de esto tuvimos que lamentar una defunción, pues en el curso de este año fue

víctima de una tisis pausada y lenta pero colapsada el individuo Gregorio Belda, muchacho joven y honrado que dejó en esta corporación un gran vacío, dejando de existir el 28 de Octubre del corriente año 1908, cuya muerte lloró toda la comparsa.

Hasta en esta fecha llegó el Sr. Doménech y Tomás Vañó que no pudieron estar por más

tiempo juntos, pues ambos se conocían demasiado y no podían avenirse, costando mucho trabajo el cobrarle al segundo los gastos de fiesta correspondientes al año aquel porque alegaba derechos fuera de razón y al no concederlos la comparsa por no estar comprendidos en nuestro reglamento, se le dio de baja a pesar suyo, pero no sin haber cobrado antes lo que debía de lo correspondiente al año que finó.


La filada pidió al Sr. Alcalde de fiesta que lo era en aquel entonces el Sr. Esteban Castelló y además a la junta de representantes el que se le concediera su música propia tras el piquete o si esta no podía ser, en defecto de esta que se le otorgara la de la filada de Españoletos a fin de no dejar el vacío entre la imagen de San Blas y nosotros, lo cual después de haberlo discutido, algo pudieron acceder a instancias de Francisco de Paula que era en aquel año representante; pero después de haberlo conseguido tuvimos que cederlo porque el Ayuntamiento no quería que fuésemos tan juntos a ellos y por otras causas que no viene ahora bien enumerar, y tuvieron que volver las cosas a su normal estado al siguiente año quedando la comparsa en el mismo lugar que antes estaba.


Muchas han sido las peripecias que esta filada de zuavos ha pasado, pero todas han sido

debidas a la envidia de algunas personas que han visto a una corporación de hombres muy unida y capaz de orillar cualquier asunto y esto era lo suficiente para que muchas personas nos hicieran el tiro tan directo, no obstante de esto en nada han interrumpido nuestra marcha; al contrario y de día en día hemos aumentado nuestras filas de un modo considerable y todas las maquinaciones de nuestros contrarios se han estrellado quedando nosotros en el mismo lugar de siempre.


Depositario Joaquín Castelló, representante Tomás Galiana, a cuentas 14,50 pesetas por plaza.


Autor: Julián Castelló Silvestre (1876-1940)


1  1 euro = 166,386 pesetas



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