Reseña histórica de la filada de Zuavos de Bocairente año 1913


Año 1913

Capitán D. Francisco Castro Romero 

Las primeras juntas que los representantes celebraron en la Sala Capitular fueron ya investigando el asunto de la parelleta que en el año anterior se discutió un tanto, resultando entre los señores representantes varias y encontradas opiniones, es decir que como quiera que quedó aplazado desde el año anterior era indispensable que se procediera a solucionar el asunto, pero no pasó de la teoría y después de acaloradas discusiones entre el representante de moros viejos y el que representaba nuestra comparsa, el individuo Fco. de P. Cabanes, acabaron por no conseguir nada nuestros contrarios, prevaleciendo nuestras justas razones.


Hubo también que atender en este año por causa de las escuadras algún tanto porque

pretendió la plaza de cabo de gastadores el día de San Blas Leandro Santonja y la opinión de otros recaía en Vicente Antoli, por lo que tanto uno como el otro estaban en una actitud violenta por parte de los que contribuían a enredar la madeja, pero por fin no pasó la cosa a mayor desórdenes que los causados en la era y todo se arregló del mejor modo posible.


La noche de la paella solemne, Antonio Ferrero cogió una mona a medias que en el café

de España se divirtió cantando por lo flamenco, lo que fue aplaudido por la muchedumbre que estaba pendiente de aquella voz tan atractiva, es decir que entre él y Belda que le hacía el segundo se llevaron el aplauso de todos los concurrentes.


Este capitán no fue de los que se quedó a retaguardia en todo, secundó la iniciativa de el

excapitán en regalarnos una paella para el día de la publicación que comimos de lo lindo y no fue menos en los restantes de la fiesta, espléndido hasta la pared de enfrente.


Varias fueron las noches que durante el tiempo que transcurre de Todos Santos a San Blas nos reunimos para cenar.


Pero hay que hacer mención de la noche de les tomaques de Bolumar que se adueñaron de su casa Indalecio, el Suat, Muisén, Ramón y otros, porque el pobre Pancho no sabía en que tierra se encontraba y por fin no hubo más remedio que dejarlo encerrado antes que sucediera lo de dos años antes. Si la cocina del pati a donde nos reuníamos hablara...


Tuvimos que lamentar en este año nueva desgracia por defunción. El día 1º de febrero

falleció el individuo D. Fco. Reig y la filada le dio el día de la Virgen por la mañana cristiana sepultura, honrando así aquel cadáver que en vida fue un entusiasta festero y un zuavo de primera línea, el desgraciado murió por muchos achaques de la vida que se le declararon ya en la vejez incurables D.E.P +


Por ser el primer año que nos servía el sargento Herminio Vanó no se dispuso malenda

de San Blas, pues presentada la comparsa después de la misa mayor se fue por los suyos y casi como lo encontramos; pero lo peor fue el día de moros y cristianos que casi se puede decir casi al medio día ya casi no teníamos sargento según fue el sarampión que cogió sin darse cuenta porque seguramente no sabía que la obligación a que se había impuesto no le permitía, pero en fin tiró el hombre una cana al aire.

Como consecuencia de que la música de Muro había quedado bien relacionada com

nosotros el año anterior, nos dirigimos a ella en este año, demandando su concurso el que no nos fue negado, pero pedían dos duros más que el año anterior con cinco plazas más, pero por no convenir a esta comparsa estos tractos no cedimos más que los dos duros con las mismas plazas que el año anterior, lo que quedamos concertados y de este modo tuvimos 24 plazas por 37 duros y pagar los vagajes nosotros.


Ni se puede ni se debe quejar la filada del maestro D. Fernando porque hizo todo cuanto

pudo y supo en su cargo de capitán portándose en todos los actos como un hombre y

manteniéndose en los cuatro días de fiesta en una actitud digna de elogio, aunque no le falto algún insulto por parte del amigo Cabanes para que hiciera una de las suyas, pero fue formal en su compromiso y no se traslimitó en nada.


Terminó la fiesta con muy buen orden, tanto que no tuvimos que lamentar desgracia

alguna, que esto es lo que garantiza a Bocairente en sus fiestas y mucho más la Filada de Zuavos que aunque algunas veces nos echamos los trastos a la cabeza nunca llegamos a dividirnos en la idea, haremos pronto final para continuar explicando lo que nos queda a decir de los capitanes restantes y de las hazañas de algunos amigos que aún a pesar suyo hemos de descubrir sin que lo tomen a mal, pues eso si que sería ponerse fuera de su lugar.


Autor: Julián Castelló Silvestre (1876-1940)


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