Reseña histórica de la filada de Zuavos de Bocairente año 1914



Año 1914

Capitán José Sempere 1



Hemos de reproducir con grande satisfacción de todos el segundo año de capitanía de José Sempere, que como recordarán desempeñó ya este cargo en el año 1904 y todo cuanto se diga de este entusiasta festero será poco, puesto que no perdonó nunca medio alguno en cuanto se trataba de festejar a su patrón San Blas.


En esta capitanía aún en medio de su pobreza hizo todo cuanto pudo, advirtiendo que

nunca alardeó de fanfarrón, condición que honra mucho a los hombres, pero cuando su

comparsa como él llama carecía de capitán se prestaba a suplir la plaza vacante sin esperar ruegos de nadie, esta ocasión lo mostró bien claro.


Siempre era el primero en acudir al maset en las noches que había cena, porque en esta clase de reuniones disfrutaba nuestro hombre.


Como pobre y que sólo poseía el mísero jornal que buenamente podía ganar, llegado que

fue el día de la publicación como en eso no tenía compromiso, nada hizo por seguir esta

nueva costumbre, pero como viera esto el individuo Cabanes se prestó a contribuir en todo cuanto fuera necesario y en defecto del capitán lo costeó él y de este modo se consiguió que no se dejara de ejecutar tan provechosa costumbre en la cual paella se tiró de lo lindo y en abundancia.


Los ensayos de la escuadra como siempre cuestiones a granel, porque se empeñó Leandro Santonja en actuar de cabo de escuadra del día de la Virgen y la opinión de otros recaía en Leonardo Calatayud y si el uno o si el otro, últimamente no quiso aceptar el segundo y tuvo que actuar Leandro (Reverte), el cual aunque le costó sudar la gota gorda hizo todo cuanto pudo por la cuenta que le tenía.


Pero no dejó de cuestionarse la parelleta como en los años anteriores, por lo que también

hubo algunas discusiones porque los moros se empeñaron en que debía ir una pareja de zuavos delante del guión y en el sitio de representación, de donde resultó lo que el año anterior, tueron los moros por lana y también salieron trasquilados.


Desde el año 1911 que se venía verificando el refresco en el maset, o sea en la casa centro de la comparsa, en la condición que no podían presentarse pastas de ninguna especie, lo que se vino ejecutando al pie de la letra, pero a este capitán no le vino muy bien que se le prohibiera tener la fiesta en casa, lo cual se le concedió y tuvo el refresco en su casa, lo cual le llenó de completa satisfacción, no obstante que no escaseó nada, todo cuanto buenamente pudo servirnos.


No quiero pasar en silencio lo ocurrido a Vicente Antoli que creo recordarán algunos por

ser una persona notable. La noche después de la paella del día de las cajas, varios individuos salieron del maset algo desvestidos y en medio de la broma empezaron a saltar y brincar por la calle. El mencionado Antoli quiso en un arranque de su alegría dar un salto sobre otro de los concurrentes, al acto y al ir a dar el salto huyó el otro y cayó de bruces produjéndose en la cara algunas heridas que aunque leves le privaron de poder salir en todas las fiestas a la calle, cosa que disgustó un tanto a todos sus compañeros, llevándose él también el consabido chasco de verse privado de salir, después de costarle el dinero no disfrutó en nada de la fiesta.


La música de Muro fue también la invitada este año a tomar parte en esta comparsa, lo

cual tuvimos que cruzarnos algunas cartas que escribir hasta llegar a entenderse, puesto que como ya venían un par de años se creían con derecho a exigirnos los tractos que a ellos más les convenía y nunca nos sujetamos a caprichos de nadie, ni mucho menos de música alguna, ni nos debemos sujetar, no quisimos aceptar las proposiciones que nos hacían de mandarnos las plazas que ellos quisieran, a lo cual nos negamos en absoluto a que nadie nos sujetase a su capricho y por fin logramos nuestro propósito, 26 plazas por 40 duros, vagajes pagados y con esto quedó el pacto cerrado.


El depositario después de haber expuesto las razones que en su deber estaban acabó por decir que no entregaba dinero a nadie que no fuera acompañado de otro individuo o el sargento de la comparsa y como José Vañó, que el chico no es de los más lelos, supo lo que se hizo y después de todo es lo que debe ser. porque la amistad a un lado y el interés a otro. Salimos a cuentas 16 pesetas, 45 céntimos.


Y con esto quedó terminado el año, quedando esta relación que acabo de narrar para que quede memoria en esta filada de los muchos acontecimientos que en ella han pasado.


Autor: Julián Castelló Silvestre (1876-1940)


José Sempere Albero


196.800

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