El uniforme de la Comparsa de Zuavos de Ontinyent circa 1880.



El pasado 5 de abril de 2025, la ciudad de Ontinyent vivió un desfile histórico con motivo de la reciente declaración de sus Fiestas de Moros y Cristianos como de Interés Turístico Internacional. En él participaron todas las comparsas actuales, tanto mayores como infantiles, así como los cargos festeros de años anteriores —capitanías cristianas y moras, abanderados y embajadores—. Pero el momento más emotivo para los amantes de la historia festera fue, sin duda, la representación de aquellas comparsas que han desaparecido con el paso del tiempo. Entre ellas, una que rescató la memoria de un capítulo poco conocido de la Ontinyent de finales del siglo XIX: la Comparsa de Zuavos, fundada en 1880 y desaparecida a principios del siglo XX.  

Este homenaje a las comparsas desaparecidas, iniciado en 2010 con motivo del 150 aniversario de las fiestas, ha servido para devolver al presente el legado de formaciones que, aunque efímeras, dejaron una huella simbólica en la evolución del tejido festero ontinyentí. La Comparsa de Zuavos es una de esas joyas olvidadas cuya recuperación merece una atención especial, no solo por su singularidad, sino por el intento fallido —al menos en parte— de reconstruir fielmente su uniforme original.  

Un poco de contexto: Los Zuavos en la historia 

El término "zuavo" se remonta al ejército francés del siglo XIX, cuando los cuerpos de zuavos fueron creados con tropas de origen argelino y europeo, conocidos por su valentía, marcialidad y un uniforme exótico y colorido, que más tarde inspiraría a numerosas unidades en Europa y América. Esta imagen romántica y combativa fue adoptada por diversos cuerpos militares y ceremoniales, incluidos los Zuavos Pontificios, que defendieron los Estados Pontificios durante las campañas de unificación italiana.  En España, y más concretamente en el bando carlista durante la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), también se adoptó esta estética. Algunas unidades, como los denominados "Zuavos Carlistas", se inspiraron directamente en los Zuavos Pontificios, con algunas adaptaciones. De ahí deriva, en gran parte, la imagen que pudo haber tenido la Comparsa de Zuavos de Ontinyent, nacida pocos años después del fin de aquella contienda civil.  

La comparsa de Zuavos de Ontinyent: ¿qué sabemos? 

La documentación sobre esta comparsa es escasa. Se tiene constancia documental de su fundación en 1880, pero pocos registros gráficos o escritos sobreviven sobre su actividad o uniforme. Esta falta de referencias ha dificultado durante décadas cualquier intento de reconstrucción rigurosa.  En 2010, con la mirada puesta en el 150 aniversario de las fiestas, colaboré en una fase inicial para esbozar una posible reconstrucción del uniforme. Sin embargo, por diversos motivos, el proyecto tomó un rumbo distinto, sin contar finalmente con el asesoramiento histórico necesario. Como resultado, el uniforme exhibido recientemente, tanto en 2010 como en 2025, no refleja con fidelidad la indumentaria original de los zuavos de Ontinyent.  



Análisis del uniforme presentado en 2025 

A continuación, detallo los principales errores históricos y estilísticos que presenta la versión actual del uniforme, comparándola con las fuentes disponibles y la tradición militar de los zuavos en España:  

1. El color del uniforme 

Uno de los errores más llamativos es el color elegido para el uniforme de tropa: turquesa. Este color no se corresponde con la tradición zuava ni con los referentes carlistas. El uniforme de tropa debería haber sido de color gris, una tonalidad sobria que contrastaba con el vistoso rojo del vivo (ribetes). El azul turquesa estaba reservado, en todo caso, a los oficiales, si seguimos la lógica de los Zuavos Pontificios.  

2. El color del vivo 

El uniforme actual presenta un vivo azul oscuro, cuando el color correcto para la tropa era el rojo (encarnado o grana). Este detalle no es menor: el color del vivo en las unidades carlistas estaba regulado por el artículo XII del reglamento recogido en Mis memorias de María de las Nieves de Braganza, donde se especificaba:  

"Los batallones de cada provincia se distinguirán por el color del vivo (...). Provincia de Albacete: azul. Provincia de Valencia: amarillo." 

Sin embargo, este reglamento no contempla unidades de zuavos en la provincia de Albacete, ni en Valencia, lo que refuerza la idea de que la Comparsa de Zuavos de Ontinyent bebía directamente del imaginario pontificio o carlista, y no tanto de una lógica provincialista.  

3. La faja 

El modelo presentado en 2025 presenta una faja con una abertura trasera que parece cerrada con velcro, algo anacrónico. En las fotos antiguas, la faja era completa y envolvente, posiblemente de lana o algodón grueso, sin interrupciones visibles, marcando claramente la silueta característica del zuavo.  





4. El chaleco y los botones 

El chaleco actual utiliza botones plateados, cuando históricamente se empleaban botones dorados, especialmente en los uniformes de tropa. Este detalle era más que decorativo: establecía una diferencia visual clara entre oficiales y soldados.  

5. El tombeau 

Aquí nos encontramos con una de las pocas partes acertadas del uniforme. El tombeau (pieza frontal del bolero con trenzado decorativo) ha sido reproducido basándose en una fotografía de un Zuavo Carlista (que no era Ignace Wils), lo cual le confiere autenticidad. Sin embargo, la parte trasera del bolero no es del todo fiel a los uniformes de la época.  




6. Calzado: botas vs polainas 

En el uniforme presentado en 2025, se optó por botas altas, cuando en realidad la tropa llevaba polainas, generalmente de color blanco o hueso, sobre zapatos bajos. Las botas eran reservadas a los oficiales, reforzando la distinción jerárquica dentro de la unidad.

7. El pantalón bombacho 

El pantalón bombacho, uno de los signos más distintivos del zuavo, es correcto en cuanto a forma, pero no tanto en sus acabados. En la recreación moderna, el corte es más rígido y menos fluido que el original, probablemente por el tipo de tejido empleado.  

8. La boina 

Uno de los elementos más controvertidos ha sido el uso de una boina blanca con borla azul. Aunque durante los primeros años de la Tercera Guerra Carlista sí se usaban boinas blancas, a partir de 1874 comenzaron a cambiar a boinas rojas. Más importante aún: la fotografía antigua identificada muestra claramente que los zuavos de Ontinyent no llevaban boina, sino képi, siguiendo la tradición de los Zuavos Pontificios. Esta confusión se repite también en el caso de la Filà Tercio de Zuavos de Bocairent, que incorporó la boina blanca a partir de 1881, aunque fue fundada en 1867.  

El peso de la fidelidad histórica 

La recreación de un uniforme histórico debe ser un ejercicio de rigor, pasión y paciencia. En este caso, a pesar del esfuerzo de quienes participaron en el diseño del uniforme de 2010/2025, se ha seguido una deriva estética alejada de la fidelidad histórica, perdiendo la oportunidad de rendir un verdadero homenaje a una comparsa olvidada.  La Comparsa de Zuavos de Ontinyent representa un momento concreto de nuestra historia festera, en el que se cruzaban influencias militares, políticas y religiosas. Reivindicar su legado no consiste solo en desfilar con un traje llamativo, sino en entender su origen, su simbología y su contexto.  

Conclusión 

La historia festera de Ontinyent es rica y diversa, y está llena de matices que merecen ser rescatados con cariño y exactitud. La recuperación de la Comparsa de Zuavos es una iniciativa valiente y necesaria, pero debe ir acompañada de un trabajo minucioso de documentación, investigación y, sobre todo, respeto por el pasado.  Esperamos que este artículo sirva como punto de partida para futuras reconstrucciones más rigurosas, que devuelvan a los zuavos ontinyentins el lugar que les corresponde en la memoria colectiva de la fiesta.

Fotografías: Ignazio Silvestre Borrego

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