En Zuavos del Mundo presentamos el estudio de investigación que ATEXLIER, a través de su laboratorio textil ATEXLAB, ha realizado sobre un bolero —la característica chaqueta corta— perteneciente a un cabo del 2.º Regimiento de Zuavos con guarnición en Orán (Argelia), datado en 1879. La pieza llegó acompañada de un certificado de autenticidad que describía un paño exterior azul oscuro y un forro de “lino crudo”. Nuestro objetivo fue verificar y, en su caso, matizar esos datos mediante una metodología instrumental no destructiva, adecuada para patrimonio textil histórico.
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La clave del trabajo de ATEXLAB ha sido la espectrometría infrarroja en modo FTIR-ATR, una técnica que permite identificar la huella molecular de las fibras sin cortar ni someter el tejido a reactivos. Esta aproximación posibilita muestrear distintas zonas de la prenda (tejido exterior, forros, falsos bolsillos, trencillas, ribetes o el llamado tombo) y comparar su composición in situ, algo esencial cuando hablamos de uniformes del siglo XIX que combinan materiales en función de la función de cada parte: abrigo, rigidez, adorno o refuerzo.
Los resultados confirman, en primer lugar, que el paño azul oscuro exterior es 100% lana, plenamente coherente con los tejidos batanados y consistentes que el Ejército francés empleaba en sus uniformes de campaña en la época. La lana aporta resistencia mecánica, comportamiento térmico estable y la caída necesaria para el perfil corto y ceñido del bolero zuavo.
En segundo lugar, el análisis de la pieza en color crudo del frontal —relacionada con el falso bolsillo— revela una mezcla 80% lana y 20% algodón. Este dato, además de ajustarse a prácticas de confección del periodo, enlaza con una curiosidad uniformológica: en los zuavos, el color del falso bolsillo ayudaba a identificar el regimiento. Precisamente el tono crudo constituye un indicio congruente con la atribución al 2.º de Orán, reforzando el encuadre histórico de la prenda.
El tercer bloque de muestreos se centró en trencillas, ribetes y el denominado “tombo”, elementos de galonería que proporcionan relieve, definición de los contornos y, en ocasiones, refuerzo en zonas de roce. ATEXLAB certifica aquí igualmente una composición 80% lana y 20% algodón. Esta arquitectura híbrida era habitual por razones funcionales y económicas: la lana aporta cuerpo y presencia, mientras que el algodón mejora la estabilidad dimensional y ayuda a controlar el coste sin comprometer el efecto visual.
El hallazgo más relevante atañe al forro interior. A simple vista, su tono crudo y tacto seco podían sugerir lino, y así figuraba en el certificado. Sin embargo, la espectrometría infrarroja ha determinado de forma inequívoca que se trata de 100% algodón. La confusión entre algodón y lino en su color natural es un error común cuando se evalúa únicamente por apariencia: ambos son celulósicos, pero su firma espectral difiere —el lino muestra bandas asociadas a lignina y pectinas residuales, mientras que el algodón presenta el patrón típico de celulosa prácticamente pura—. La instrumentación FTIR-ATR resuelve estas sutilezas sin dañar la pieza, aportando una certeza analítica que resulta valiosa tanto para la autenticación como para la conservación.
Desde la perspectiva de la uniformología histórica, el conjunto de resultados es altamente coherente con un bolero de zuavo francés de 1879 y con la graduación de cabo, identificable por los galones en la manga. La confirmación de lana 100% en el exterior respalda la funcionalidad térmica esperable en servicio en el norte de África, mientras que las mezclas 80/20 en elementos de adorno y refuerzo reflejan la praxis de taller de finales del XIX. La rectificación del forro a algodón 100% no es un mero detalle técnico: condiciona las recomendaciones de conservación (comportamiento higroscópico, gestión de humedad, ventilación y temperaturas), guía decisiones de restauración (selección de soportes y hilos compatibles) y afina la lectura museográfica de la prenda.
Este caso ilustra, en definitiva, cómo la aplicación de ciencia de materiales al patrimonio textil permite sustituir conjeturas por datos. La posibilidad de muestrear múltiples zonas sin agresión evita extrapolaciones arriesgadas —por ejemplo, asumir que la totalidad del interior es lino por su aspecto— y enriquece el relato histórico con evidencias: del regimiento asociado al color del falso bolsillo a la tecnología textil subyacente en cada componente.
Agradecemos expresamente a ATEXLAB y al equipo de ATEXLIER la realización de este estudio de investigación para Zuavos del Mundo. Su trabajo nos permite ofrecer a la comunidad una visión documentada y precisa sobre esta pieza excepcional, y abre la puerta a futuras líneas de análisis comparado con otras chaquetas de zuavo conservadas en colecciones públicas y privadas.
Si te interesan peritajes y certificaciones de composición para uniformes históricos, o quieres que estudiemos otras piezas de época con metodología no destructiva, cuéntanoslo en comentarios.
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