La evolución
de los tiempos conlleva cambios en nuestras formas de vivir y pensar y hacen
que a diario nos replanteemos conceptos
y situaciones que antaño considerábamos inamovibles.
La fiesta, como aspecto de la vida que es, no esta exenta de dichos cambios.
Ante la inquietud surgida entre un importante sector de la población, empresas
y entidades que visto el panorama económico y laboral actual solicitaban que
las fiestas se celebrasen en fin de semana, se consiguió, tras no pocos debates
y polémicas que el Ayuntamiento organizase una consulta ciudadana para conocer
la opinión de vecinos y festeros al respecto.
El Domingo
21 de Septiembre de 2014 tuvo lugar dicha consulta en una jornada sin
incidentes en la que los votantes expresamos nuestra opinión con tranquilidad y
respeto demostrando así la madurez de la sociedad bocairentina que supo aceptar
sin traumas los resultados.
Por mayoría los vecinos y festeros de Bocairent se mostraron a favor de que las
fiestas de Sant Blai se celebrasen siempre haciendo coincidir el día de la
entrada con sábado y el de Sant Blai en domingo.
El
resultado fue ratificado por el ayuntamiento en pleno quedando fijadas las
fechas de las fiestas de 2015 a celebrar entre el 6 y el 11 de Febrero siendo
las primeras de la historia en celebrarse fuera de sus fechas tradicionales.
Ni que decir tiene que la incertidumbre ante el cambio nos preocupaba a todos, ya
que se disponía de pocos meses para adaptar ciertos actos y prepararlo todo
para que el cambio se realizase de forma natural y sin traumas, ya que al igual
que una parte importante de la sociedad local lo demandaba, también eran muchas
las personas no partidarias del mismo cuya sensibilidad y sentimiento cabía
respetar y no herir dentro de lo posible.
Así y tras
un esfuerzo conjunto de organización por parte de junta de fiestas , filaes y
el propio ayuntamiento, llegamos al mes de enero de 2015 donde algunos actos previos a la fiesta fueron ligeramente
adaptados en sus fechas (Publicació y Acapte ) manteniéndose el novenario a
Sant Blai en sus fechas tradicionales.
Hay que
remarcar que como festero sentí cierta extrañeza cuando los días tradicionales
fueron transcurriendo sin festejo alguno, aunque compensaba saber que el viernes
6 por la tarde iban a comenzar las fiestas con gran éxito de público y festeros
que en muchos casos no hubiesen podido participar de las fiestas de haberse
celebrado entre semana.
También es justo decir que la devoción del pueblo por su patrón no olvidó su
celebración litúrgica en el día de su festividad , el martes 3 de Febrero,
siendo multitud la cantidad de gente que abarrotó la iglesia parroquial en la
misa vespertina para asistir a la bendición y acompañar a Sant Blai en su día.
Fue el natural preludio a los festejos
que tendrían lugar a partir del fin de semana siguiente.
Las
previsiones meteorológicas para estas fiestas
eran verdaderamente inquietantes, si bien el tiempo del 1 al 6 de
Febrero no había sido radiante, si había mantenido el tipo tanto en temperatura
como en precipitaciones, sin embargo las previsiones de cara al fin de semana
anunciaban una ola de frío intenso con temperaturas por debajo de cero y riesgo
de grandes nevadas.
El riesgo de que la fiesta se viese trastocada en su estreno de fechas era grande
aunque finalmente la fiesta se desarrolló con normalidad aun a costa de
modificar algún acto de los días de Moros y Cristianos y del Santo Cristo.
A mi en
especial me preocupaba especialmente el día de Sant Blai, tal vez debo reconocer
que en esta ocasión por puro egoísmo, ya que este año correspondía sacar la
Relíquia a la Filà de Contrabandistes y yo iba a ser uno de los festeros a los
que les correspondía el honor de ser portador de la misma. Me preocupaba mucho
que el mal tiempo diese al traste con una ilusióque llevaba años esperando y que para la
mayoría de las personas solo tiene lugar una vez en la vida.
Con estas
incertidumbres y tras una semana previa a fiestas vacía de actos y que se me hizo
eterna, el calendario marcó el 6 de Febrero y con el, dio inicio la fiesta.
Día de les Caixes (Viernes, 6 de Febrero)
Tras un día
intenso en lo laboral dejando atendidos todos los asuntos que no podían esperar
a mi vuelta ,empezamos a ver los primeros signos de que la fiesta había
comenzado.
El puente de Sant Blai, en obras de rehabilitación desde Octubre había sido
reabierto por unos días para recibir a los visitantes y lucía orgulloso los
escudos de las 9 filaes.
En el
tejado del maset de los Contrabandistas un amigo se afanaba por retirar la
bandera que se instaló con motivo del 150 aniversario y que había sido
destrozada por los fuertes vientos de días anteriores.
En la calle se veía movimiento, la gente entraba y salía atareada en diversas
compras u ornamentando sus balcones para la fiesta que ya empezaba.
A las 19:30 puntual como un reloj el sargento de fiestas llamaba a las 9
“caixes” y pronunciaba el primer ¡VITOL al Patró Sant Blai!!.
Con mi mujer y mis dos hijas me uní a la comitiva “Farolets” en ristre y
abrigados a tono con el intenso frío reinante.
Tras un
breve recorrido, disfrutamos del castillo de fuegos artificiales desde el calor
de nuestra casa junto a unos amigos y con gran premura nos dirigimos a cenar al
Maset del Terç de Suavos. Este año nos correspondía desfilar en segunda
posición y era necesario acudir pronto a la cena.
La cena
transcurrió con gran ambiente entre la cuadrilla, el menú no demasiado
abundante pero correcto y el desfile con gran ambiente festivo pese al frío y a
lo temprano de la hora.
En la plaza había un conjunto musical preparado para actuar al finalizar el
desfile de todas las filàes y a pesar de las bajas temperaturas consiguieron
mantener al publico en los locales de ócio de los aledaños de la plaza.
Yo tras pasar un ameno rato conversando con mis amigos y otros conocidos en el
maset decidí retirarme no muy tarde ya que al día siguiente nos esperaba una
intensa jornada.
Día de L’Entrà (Sábado, 7 de Febrero)
Sorpresivamente
nuestras hijas nos dejan descansar hasta una hora prudencial y así iniciamos el
día frescos y preparados para la fiesta.
En pocos minutos la casa se convierte en un improvisado vestuario en el que nos
organizamos para vestir a nuestras hijas y a nosotros mismos con el traje de
Zuavos.
Sin prisa
salimos a la calle en dirección a la plaza tratando de llegar a tiempo para
realizar el pasacalles acompañando a la banda de Montixelvo y al banderín de
nuestra filà.
No llegamos a entrar a la plaza puesto que interceptamos a la filà pasando por
una calle cercana desde donde nos incorporamos
a la comitiva. Muchos zuavos van especialmente pertrechados para el frio
luciendo guantes blancos de tejido polar en lugar de los oficiales y algunos
incluso unas poco ortodoxas bufandas. El tremendo frío anda algo reñido con la
uniformidad oficial.
Llegados al
lugar donde se tira la mascletá decidimos volver hacia casa para evitar el
miedo a los cohetes de nuestras hijas no sin antes estrenarnos en las “paraetas”
comprando un par de globos a las niñas.
Tras
acompañar a la familia a casa me reúno con los amigos de la cuadrilla para
comer en el restaurante “El Cancell” donde disfrutamos de un apetitoso menú y
de un espectacular ambiente festero ya que el local esta lleno de cuadrillas de
festeros que comparten risas y bromas con el resto de comensales.
Tan bien
estamos ,que nos confiamos en exceso en cuanto a la hora de salir a la entrada
y asumiendo que como todos los años habrá retraso y queriendo evitar una
excesiva espera a la intemperie, alargamos la sobremesa demasiado.
Cuando
salimos del restaurante nos encontramos con que la Entrada avanza a ritmo
trepidante y los horarios previstos se están cumpliendo a rajatabla gracias al esfuerzo
de la junta de fiestas que se ha impuesto la misión de conseguir que la entrada
se desarrolle de forma rápida y sin cortes.
Lo que en un principio es un logro indiscutible a celebrar, juega en esta
ocasión en contra nuestra ,que nos vemos obligados a correr para llegar in
extremis a subir a la carroza justo unos segundos antes de que iniciase su
recorrido. Yo consigo acomodar a mis hijas sin problemas a pesar de los apuros,
pero algún compañero más confiado no llega a tiempo y tiene que abordar la
carroza en marcha una vez iniciado el recorrido.
A pesar del
sofoco hay que reconocer que la labor realizada por la organización en cuanto a
tiempos y horarios fue excelente, logrando un desfile dinámico y ameno lo cual
fue de agradecer en especial por el público que se mantuvo fiel al acto pese al
intenso frio reinante.
El desfile
transcurrió para nosotros en la carroza infantil, yo acompañando a mis hijas
que ya empiezan a disfrutar conscientemente de salir a fiestas. Y así entre
caramelos y confetti y con alguna que otra anécdota protagonizada por alguno de
los mas pequeños (siempre piden pis en los momentos mas inoportunos) participamos
un año más en la entrada de moros y cristianos.
Al
finalizar el desfile nos dirigimos al maset a merendar y fue allí donde los
pequeños disfrutaron como locos jugando , corriendo y ,como no, merendando.
La capitana de la filà , Lourdes Palao, salió a caballo junto a su padre y presentó un espectacular boato compuesto por
un ballet, diversas escuadras especiales y un espectáculo de aves rapaces.
Alguno de estos pájaros hizo sudar a sus entrenadores ya que decidió hacer caso
omiso de sus ordenes y se negaba a bajar
de la atalaya a la que se había encaramado.
Particular mención a una escuadra especial que lucía un espectacular y
sobrecogedor maquillaje que figuraba un cráneo humano siendo especialmente
aplaudida. Indescriptibles las caras de nuestros hijos cuando vieron entrar en
el maset a una horda de terribles esqueletos dispuestos a merendar...
El
confortable ambiente del maset hizo que saliésemos algo tarde de allí por lo
que llegué algo justo para ver la capitanía dels “Moros Vells”. El capitán
Mossén Ramón Micó , (no deja de ser curioso que un sacerdote represente al
capitán del ejercito de la media luna) puso una nota de originalidad en el
boato invitando a una escuadra de la Filà Manta Roja de Cocentaina , localidad
donde ejerce su ministerio, y a otra de la Filà de Moros Vells de Banyeres de
Mariola para participar en la entrada.
Me gustó
especialmente la indumentaria y seriedad de los contestanos que contrastaba con
las formas también marciales pero más desenfadadas de los festeros bañerenses.
También aplaudir la participación de los amigos del capitán en una escuadra con
el traje oficial de Moro Vell complementado con el turbante antiguo y la manta
terciada ofreciendo la imagen más clásica de la filà.
El resto de
la entrada la pude ver desde los balcones de casa de mis padres en la que eche
a faltar la presencia de mi abuela que nos dejó el pasado año. Ella que apenas
podía ver la entrada cada año, siempre entrando y saliendo de la cocina,
poniendo cafés, ofreciendo “pastetes”,
pendiente de que a amigos e invitados no les faltara nada, ha dejado un
vacío que en estas fechas se hace si cabe más grande.
El
transcurso de la entrada tan rápido este año, hizo que a las 21:00 ya hubiese
pasado el desfile y me dirigí a casa para finalizar la jornada festera no sin
antes hacerme el propósito, este año firme, de ir a la Diana al día siguiente.
Día de Sant Blai (Domingo, 8 de Febrero)
Comienzo el
día grande mandando un whatsapp desde la cama a mis compañeros para averiguar
si hay alguno de ellos dispuesto a acompañarme a la diana.
A los pocos segundos recibo confirmación de dos de ellos así que salto de la
cama y me visto de Zuavo y en pocos minutos estamos tomando un café con leche
en el Maset para entrar en calor antes de empezar el recorrido. En algunos
termómetros llega a marcar -4 grados y la noche ha dejado tras de si una helada
considerable.
Hago el
recorrido junto a mis amigos y con un veterano de la filà que me presenta al
“Navarro”, un arcabuz centenario propiedad de su familia y que el utiliza para
desfilar a pesar de su contundente peso.
A pesar del frio el desfile nos permite entrar en calor e iniciar el día
dedicado al patrón Sant Blai al son de un bonito pasodoble “dianero”.
Acabada la
diana me dirijo a casa y para mi sorpresa todos duermen todavía así que me
dedico a descansar un buen rato antes de volver a la ardua pero gratificante
tarea de vestir a las niñas de zuavas.
Como he comentado
antes, el día de Sant Blai es este año aún más especial para mí.
Como festero que soy desde niño de la filà de Contrabandistes, me ha
correspondido este año ser portador de la Reliquia de Sant Blai y he quedado
después de la misa mayor con el resto de
mis compañeros “reliquieros” para acabar de montar las andas y organizar
los turnos de salida.
Tras estar un buen rato en las “paraetas” con mi mujer e hijas me dirijo a la
iglesia y allí me reúno con mis compañeros contrabandistas para prepararlo
todo.
Llego vestido de Zuavo y como es natural hacen alguna broma sobre mi indumentaria y me
recuerdan que no se me olvide cambiarme de traje para la procesión.
No soy el único en esta situación, otro de mis compañeros, también festero de
la filà de Estudiants además de contrabandista, luce el traje de esta filà y
ambos somos blanco de las bromas de los compañeros.
Realmente
reina un ambiente muy sano y cordial entre todos los contrabandistas portadores
ya que no en vano, aunque los amigos me hayan llevado a disfrutar de la fiesta
en otra filà habitualmente, todos nos hemos “criado” como festeros en el “contrabando”.
La Filà de Contrabandistes siempre ha sido parte muy importante en mi trayectoria
festera, motivo por el cual he continuado figurando siempre como festero en de
esta filà, lo que me
ha dado la oportunidad de, tras 38 años de pertenencia a la misma, poder
disfrutar del honor de ser portador de la reliquia y vestir una vez más el
traje de contrabandista.
Todo queda
listo para la tarde y quedamos en vernos a la hora de la procesión.
Vuelvo a
casa a tiempo de disfrutar del apetitoso “puchero” preparado por mi suegra.
Comemos con
la característica premura que impone a los Zuavos la hora del Piquete y aunque
yo este año no puedo participar por la incompatibilidad del horario del mismo
con mis obligaciones como portador de la Reliquia, si quiero acompañar a mi
hija mayor que a sus cuatro años va a formar parte del desfile más importante
para los Zuavos.
La niña con su banderita al hombro forma junto a otras niñas de su edad y
pasada la preocupación inicial de quien se ve ante una tarea que nunca ha
realizado antes, comienza el imponente bloque de festeros perfectamente
uniformados a marchar a los sones de “El Zuavo”, himno e insignia de la filà.
Como ni su
madre ni yo formamos parte del desfile pasamos el recorrido persiguiendo al
Piquete para fotografiar y vigilar el debut de nuestra hija.
Cuando el desfile se encuentra cerca de casa, la niña es vencida por el
cansancio dando lugar a nuestra retirada.
La hora de
la procesión se acerca y es hora de cambiar de indumentaria para acudir al acto
más espectacular del día.
Vestido ya de contrabandista me reúno con mis compañeros en la plaza y subimos
a la Iglesia donde acabamos de concretar los turnos y poner en orden todo lo
necesario.
La espera se hace larga por la ansiedad de que este importante momento en
nuestra trayectoria festera comience.
Por fin, por
megafonía se solicita que inicie el recorrido la Reliquia del Santo llevada por
la filà de Contrabandistes.
Salimos de la Iglesia y al rebasar el umbral de la puerta, los Vítoles de la
gente congregada reciben la aparición de la Reliquia y del Santo que nos sigue
de cerca.
Durante el
trayecto nos turnamos para ocupar diferentes posiciones de modo que todos
tenemos la oportunidad de llevar las andas en diferentes tramos del recorrido.
No sabría explicar la explosión de sensaciones gratificantes que pude vivir
durante el recorrido, allí estábamos, después de tantos años de fiesta, teniendo
el inmenso honor de llevar la Reliquia de nuestro patrón Sant Blai. Me vienen a
la mente muchos sentimientos, pienso en los familiares que me han precedido. Me
siento afortunado por haber tenido una oportunidad que no todos los festeros
conseguirán tener.
La entrada en la plaza es espectacular como siempre, arropados por el calor de
la gente que vitorea al Santo y además flanqueados por el piquete del Tercio de
Zuavos que nos acompaña escoltando a las andas desde la entrada en la plaza.
La comitiva para en la plaza para recibir a Sant Blai y ver el pequeño castillo
de fuegos de artificio. Los gritos de ¡¡Vítol y Vítol al patró Sant Blai!!
arrecian y la emoción hace que se me salten las lágrimas en un momento tan
emotivo, al girar la vista hacia mis compañeros veo que no soy el único que
apenas puede reprimir la emoción.
El último
relevo en las andas me da la oportunidad de entrar la Reliquia a la iglesia.
Nuevo momento inolvidable al entrar en el abarrotado templo y ocupar el sitio
reservado para la misma. La entrada de Sant Blai la vivimos como observadores
privilegiados junto al altar y cantamos el Himno del Santo finalizando la que
será sin duda una de las procesiones más importantes de nuestras vidas.
Cada
portador coge varias rosas de las que adornan las andas como recuerdo y la
gente se apiña a pedir o coger las que van quedando. Muchos son los que quieren
una rosa que ha estado junto a la Reliquia de nuestro patrón. Yo consigo
cuatro.. una para cada una de mis chicas, mi madre, mi mujer y mis hijas para
que las conserven como recuerdo de este día.
Todos
comentamos lo rápido que ha pasado todo, parece ser que la procesión ha sufrido
cortes y retrasos de nuevo con los Mosqueteros, sin embargo nosotros hemos ido
en una nube, nos ha pasado el tiempo volando.
Vuelvo con
la filà hacia casa para recoger a mi mujer, ya que hemos quedado en cenar todos
los que hemos sacado la Reliquia en el maset de los Contrabandistas.
Allí disfrutamos de una sabrosa cena junto al resto de compañeros y sus parejas
siendo un perfecto colofón a la intensa jornada.
Día de Moros y Cristians (Lunes, 9 de Febrero)
El día
amanece con niebla y una humedad desapacible. Me levanto tarde y me entretengo
en realizar algunas tareas por casa.
Sobre las 11:00 veo que se congregan los festeros que van a disparar en el
puente. Por lo visto el mal tiempo aconseja recortar el recorrido de los
disparos y se inicia la batalla de arcabucería en este punto.
Una vez
pertrechados nuestra intención es acudir a la plaza a ver la embajada. Este año
tenemos nuevo embajador cristiano, Miguel Pérez, y Pau Verdú debuta como
embajador moro tras varios años de hacer el papel del cristiano.
Llegados a la plaza la lluvia hizo su aparición intensificándose justo en el
momento en que empezaba la embajada.
La
incomodidad de mis hijas pequeñas con el chaparrón hizo que tuviese que
llevarlas a casa rápidamente antes de tener que lamentar algún resfriado por el
remojón con lo que no pude volver a la plaza hasta que prácticamente la
embajada hubo concluido.
Pero al mal tiempo buena cara, en este día aprovechamos para reunirnos toda la
cuadrilla e ir a comer a algún restaurante sin prisas. Este año no fue una
excepción y repetimos la visita al Cancell donde disfrutamos de una buena
comida y una animada sobremesa con todo tipo de licores.
Nos llegó
noticia de que a causa de la lluvia se suprimía la disparada de la tarde y que
la embajada vespertina tendría lugar en el Maset de los Moros Vells.
Casi a las
18:30 salimos a la calle dirigiéndose unos al maset de los moros y otros , como
en mi caso, a casa, a por la familia.
Acabada la
embajada y habida cuenta de que ya no llovía, la junta de la filà improvisó un
pasacalles desde el maset de los moros hasta el nuestro pasando por la plaza de
forma que niños y grandes disfrutamos del trayecto.
En el maset de nuevo merienda y juegos de los más pequeños que ya van haciendo
cuadrilla y creándose su propio ambiente.
Por la
noche la retreta salió de forma apresurada entre la llovizna y yo la vi desde
el balcón de casa.
No me llamaron la atención demasiadas cosas, aunque no lo vi me comentaron que
un grupo de Zuavos hicieron caretas con la foto del ya popular fotógrafo
italiano Biaggio Calderano, que este año volvió tras unos años de ausencia a
acompañarnos con su presencia y su arte durante las fiestas. Destacar también
la masiva coreografía ya tradicional en los marinos, el bloc de Marrocs con las
escobas y la actuación de los amigos Mosqueteros que improvisaron una caseta de
la feria de Sevilla de donde salían transformados en flamencas de tronío
luciendo bata de cola.
La lluvia
que había complicado los actos nos acompaño en mayor o menor medida durante la
noche concentrando en los masets la actividad festera. En los zuavos alguno de
mis amigos finalizó la jornada arrancándose a cantar con el acompañamiento de
un conjunto que se contrató para amenizar la noche.
Día del Santo Cristo (Martes, 10 de Febrero)
Nuevamente
el mal tiempo amenazaba con arruinar el día.
La diana más madrugadora tuvo lugar entre niebla y llovizna y vista la
climatología se decidió que oficialmente no se subía al Santo Cristo.
Algunos valientes Zuavos y algún otro festero de otras filàs subieron a pesar
del mal tiempo dejando constancia fotográfica de su arrojo y devoción por el
Santo Cristo al que cantaron sus Gozos.
El Despojo
del Moro fue programado para las 11:30 en el monasterio y allí tuvo lugar
interpretado brillantemente por Pau Verdú. Compañeros de los contrabandistas
hicieron la guardia durante la misa. Yo personalmente no puede acudir aunque me
hubiese gustado ya que al trabajar mi mujer me había quedado a cargo de mis dos
hijas pequeñas y cambié mi actividad prevista por una larga mañana de
“Paraetes” y fotos.
Mi padre se
brindó a acompañarnos y junto a el y a mis hijas subimos al templo parroquial
para besar la Reliquia.
Ya con la
filà bajamos al maset de los Zuavos y allí entre cacahuetes y palomitas
esperamos a mi mujer que venía de trabajar. Una vez acompañada la familia a
casa regresé al maset donde una vez más comimos juntos los amigos aunque
desgraciadamente alguno de los que residen fuera del pueblo ya había tenido que
finalizar la fiesta o estaba a punto de hacerlo.
Tras la
amena sobremesa nuevo paso por casa para esperar al desfile de la tarde en el
que sorprendentemente los Españoletos que no tenían capitán para 2015 iniciaron
el desfile casi 20 minutos antes de que los siguieran el resto de filaes. Se ve
que al no tener capitán no se entretuvieron lo mas mínimo en el recorrido
posterior al cambio de bandas y acabaron su participación algo más
apresuradamente que el resto.
En el
desfile disfruté organizando la escuadra infantil en la que formaban mis hijas.
La tarea de mantener recta la escuadra y motivar a los jóvenes zuavos y zuavas,
futuro de nuestra filà, fue divertida, gratificante, difícil y desesperante a
partes iguales ya que en algunas ocasiones la escuadra entera se desviaba del
trayecto, especialmente al paso por “les paraetes”.
Proclamados la Capitana y Alférez de 2016 y finalizado el desfile, volvimos al
maset para finalizar los actos del día y prácticamente de las fiestas.
La
interpretación de “El Zuavo” como despedida de la banda de música con todos los
festeros en pie puso el broche a nuestra participación.
Ya por la
noche tuvo lugar la espectacular cordà que, aunque no presencié, por
referencias de amigos y conocidos que si estuvieron se que fue intensa y
brillante como siempre.
La cordà de Bocairent se ha convertido por su peculiaridad en “rara avis” y en
cita ineludible para muchos aficionados al fuego de toda la comunidad.
Los
numerosísimos restos de quemaduras de cohetes en las paredes del centro al día
siguiente daban fe de la intensidad de la misma.
Día de l’Eixabegó (Miércoles, 11 de Febrero)
El día del
descanso, el reposo del festero, aunque cada vez mas gente lo suprime para
atender a su trabajo, transcurrió para mi como una jornada de transición y de
vuelta a la normalidad.
Compartí el
día con mis hijas, ocupándome de ellas, recogiendo trajes y otros pertrechos
que durante las fiestas habían ocupado un lugar preferencial en casa.
A petición
de las niñas volvimos a los tenderetes de les “Paraetes” y pese a haber
acordado no comprar nada más, acabé consintiendo nuevamente en algún capricho
como ultima concesión a la fiesta que finalizaba.
Cuando
regresó mi mujer subí a la Iglesia puesto que había que desmontar las andas de
la Reliquia y devolverla a su ubicación original.
Las obligaciones laborales de la mayoría y algún contratiempo inesperado hizo
que solo 6 de los 16 portadores pudiésemos acudir a la cita, pero nos las arreglamos
para déjalo todo en orden.
La experiencia también tuvo sus cosas interesantes ya que me permitió junto con
otro compañero, devolver la preciosa “Arqueta” de oro, con mis propias manos a
su emplazamiento en las vitrinas del museo parroquial y ser testigo de un acto
que no por más sencillo es menos bonito y que desconocía por completo.
Resulta que
cuando los Granaderos desmontan las andas del Patrón Sant Blai, devuelven la
imagen del Santo a su emplazamiento habitual, dentro de la vitrina situada
sobre el altar de su capilla. Con la iglesia ya vacía y con los granaderos que
han llevado sus andas reunidos en la capilla a los pies del patrón lanzan el
último y potente VITOL AL PATRÓ SANT BLAI de las fiestas. Emotivo y sencillo
acto.
Devueltas
las andas al monasterio, me reúno con la familia para ir a comer al maset de
los Zuavos. Este año la “casssola al forn” esta especialmente buena y repetimos
plato varios de los compañeros.
Tras una
amena sobremesa que se alarga hasta mas o menos las 5 de las tarde ponemos fin
a la tertulia y a las fiestas de este año.
La vuelta a
casa conlleva la vuelta a las obligaciones y tareas cotidianas, pasar por el
supermercado, prepararse para trabajar al día siguiente, la vuelta al cole de
las niñas.
No quiero
finalizar esta crónica sin como cada año mostrar mi agradecimiento a todos los
que me han acompañado estas fiestas. Tras unos años algo limitado por mis
obligaciones familiares he vuelto a disfrutar de aspectos de la fiesta que
tenía forzosamente aparcados. Deseo fervientemente poder compartir con todos
vosotros muchos años más de fiesta. Pongámonos ya como objetivo las próximas
fiestas de Sant Blai de 2016 que en este mismo instante comienzan a nacer.
¡¡VITOL AL
PATRÓ SANT BLAI!!
Fuente: Fiestas de Sant Blai 2015. Las fiestas del cambio.
54.540