El chacal, el animal de los Zuavos



Cuando observamos las antiguas insignias de los regimientos de Zuavos, llama la atención una figura que se repite con frecuencia: el chacal. Este animal, a menudo representado en actitud vigilante o al acecho, ha sido durante décadas un emblema asociado a estos famosos cuerpos de infantería ligera, conocidos por su valentía, su vistoso uniforme y su estilo de combate temido y respetado.

¿Por qué un chacal?

Aunque el león suele ser el animal heráldico por excelencia en Europa, el chacal tiene un simbolismo especial en el contexto colonial francés y, en particular, en Argelia, donde nacieron los primeros batallones de Zuavos en el siglo XIX. El chacal es un animal propio del norte de África, donde abunda en zonas semiáridas y montañosas. Los soldados zuavos, acostumbrados a operar en este entorno, tomaron al chacal como símbolo de astucia, resistencia y adaptación al terreno hostil.

Además, el chacal es un animal nocturno, sigiloso y oportunista, cualidades que encajan con el estilo de combate rápido, flexible y agresivo que caracterizaba a los Zuavos, sobre todo en misiones de reconocimiento, emboscadas y combate cuerpo a cuerpo.

Presencia en insignias y estandartes

Durante el Segundo Imperio y la Tercera República francesa, muchos regimientos zuavos lucieron insignias donde aparecía un chacal —a veces en actitud de ataque, otras en reposo— acompañado del número del regimiento y el nombre de batallas gloriosas como Sebastopol, Magenta, Solferino, o Puebla.

En ocasiones, el chacal aparece superpuesto a una media luna, otro símbolo recurrente que alude tanto al origen norteafricano de estos cuerpos como a sus campañas en territorios musulmanes. Este conjunto visual proyectaba una imagen de fuerza, exotismo y dominio sobre el terreno.

Más que un símbolo militar

Con el paso del tiempo, el chacal se ha convertido en un símbolo identitario para los grupos de recreación histórica y comparsas zuavas en España y otros países. Su imagen no solo evoca el pasado glorioso de estos soldados, sino que también conecta con una narrativa de lucha, coraje y conexión con la tierra donde combatieron.

En Ontinyent, por ejemplo, la Comparsa de Zuavos ha recuperado y reinterpretado este símbolo en escudos, blasones y estandartes, honrando esa parte de su legado militar y visual.

El chacal no es un animal elegido al azar. Representa el alma combativa, resistente y estratégica de los Zuavos. Un símbolo que nos recuerda que, aunque el uniforme brille con galones y borlas, la verdadera esencia del zuavo está en su capacidad de moverse como el chacal: inteligente, implacable y siempre preparado.

¿Segunda o Tercera Guerra Carlista?

 

Hermano contra hermano. 

El debate sobre cómo contar las guerras del Carlismo… y si fueron guerras civiles

El siglo XIX en España fue un siglo convulso, atravesado por inestabilidad política, pronunciamientos militares y enfrentamientos armados entre modelos opuestos de país. Entre estos conflictos destacan con fuerza las llamadas Guerras Carlistas, luchas entre los partidarios del absolutismo legitimista —los carlistas— y los defensores del liberalismo, primero isabelino y después constitucional.

Pero incluso algo aparentemente tan simple como numerar estas guerras genera controversia. ¿Fueron tres? ¿Fueron dos? ¿Es correcto hablar de "Tercera Guerra Carlista" para referirse al conflicto de 1872–1876? Y, más aún: ¿podemos decir que fueron guerras civiles?

La cronología tradicional: tres guerras carlistas

La mayoría de manuales y estudios especializados adoptan esta división:

  • Primera Guerra Carlista (1833–1840): Tras la muerte de Fernando VII, su hermano Carlos María Isidro reclamó el trono frente a Isabel II. Fue una guerra civil en toda regla, con varios frentes abiertos (Navarra, País Vasco, Aragón, Cataluña, Valencia) y un auténtico sistema paralelo de poder carlista.

  • Segunda Guerra Carlista (1846–1849): Conocida también como Guerra dels Matiners, tuvo un foco casi exclusivo en Cataluña. Fue un levantamiento menos extenso y con menor impacto, sin presencia del pretendiente carlista en suelo español ni grandes campañas militares.

  • Tercera Guerra Carlista (1872–1876): Liderada por Carlos VII (nieto de Carlos María Isidro), fue el último intento serio del carlismo por instaurar su modelo político. El conflicto tuvo una estructura de Estado carlista en zonas del norte, con ejército regular, administración propia y batallas de envergadura como Montejurra o Lácar.

¿Por qué algunos no la llaman “Tercera”?

No todos aceptan esta numeración. Algunos historiadores y aficionados consideran que solo hubo dos guerras carlistas propiamente dichas. La razón principal es la poca entidad del conflicto de 1846–1849, al que no consideran merecedor de ser contado como una guerra en toda regla.

Entre sus argumentos destacan:

  • Escasa dimensión geográfica y militar: La revuelta se concentró en Cataluña y no llegó a tener repercusión nacional. Tampoco hubo un ejército carlista regular ni una ofensiva coordinada.

  • Falta de liderazgo del pretendiente: Carlos VI, entonces jefe de la causa carlista, no pisó territorio español ni dirigió la insurrección. El movimiento careció de mando centralizado.

  • Comparación desproporcionada: Frente a la Primera y la Tercera, con miles de combatientes, frentes múltiples y estructura de Estado paralela, la llamada "segunda" queda muy por debajo en escala, duración y consecuencias.

Entonces… ¿cuántas guerras carlistas hubo?

Aunque el debate es legítimo, la mayoría de historiadores defienden la existencia de tres guerras carlistas, por razones tanto cronológicas como conceptuales. Entre los argumentos a favor destacan:

🟢 Coherencia histórica

Aunque la Segunda Guerra Carlista (1846–1849) no alcanzó la magnitud de las otras dos, su inclusión en la cronología responde a una lógica historiográfica ampliamente aceptada: todo levantamiento armado de alcance regional o nacional, liderado en nombre de un pretendiente carlista y con motivaciones políticas concretas, se considera parte del fenómeno carlista en su conjunto.

La Guerra dels Matiners, como se la conoce en Cataluña, no fue una simple revuelta local: hubo combates, movilización de tropas liberales, ejecución de jefes carlistas, proclamaciones políticas y una continuidad ideológica clara con respecto al movimiento iniciado en 1833.

Este enfoque se alinea con el tratamiento que se da en obras de referencia como:

  • 📘 La Era Isabelina y el Sexenio Democrático (tomo correspondiente de la Historia de España dirigida por Manuel Tuñón de Lara – Editorial Labor), donde se analiza la Segunda Guerra Carlista como parte de la continuidad del conflicto entre liberalismo y tradicionalismo en el siglo XIX.

  • 📘 Historia del Carlismo de Joaquín Arrarás, una de las obras clásicas del pensamiento carlista (aunque escrita desde una óptica afín al movimiento), que reconoce las tres guerras como momentos distintos y diferenciados dentro de la evolución del carlismo.

🟢 Terminología consolidada

En el plano de la divulgación y la enseñanza, la denominación de “Tercera Guerra Carlista” para el conflicto de 1872–1876 está firmemente asentada en la historiografía española y en los manuales académicos más influyentes. Esto se refleja en obras como:

  • 📚 Historia de España dirigida por Raymond Carr (Alianza Editorial), donde se tratan las tres guerras como episodios claramente diferenciados y se utiliza sin ambigüedad la expresión Tercera Guerra Carlista.

  • 📚 La España del siglo XIX de Javier Paredes, manual universitario donde se reconoce la existencia de tres guerras carlistas, situando la tercera como un conflicto de escala nacional con implicaciones políticas de largo alcance.

  • 📚 Historia Militar de España (dirigida por Carlos Canales y Miguel del Rey), que dedica un capítulo a la Tercera Guerra Carlista y analiza el desarrollo del ejército carlista de Carlos VII, la batalla de Lácar, el sitio de Bilbao y la organización estatal carlista desde Estella.

  • 📚 Atlas de Historia de España (Espasa), de uso habitual en enseñanza media y universitaria, que presenta mapas y cronologías claras con la división tripartita de las guerras carlistas.

Además, organismos académicos como la Real Academia de la Historia, en su Diccionario Biográfico Español, también distinguen entre Primera, Segunda y Tercera Guerra Carlista al abordar la vida de personajes como Carlos María Isidro, Ramón Cabrera o Carlos VII.

🟢 Importancia regional

En Cataluña, la Guerra dels Matiners dejó una huella importante tanto en la memoria colectiva como en la cultura política del siglo XIX. Excluirla sería ignorar una parte esencial del desarrollo del carlismo en esa región, que tuvo sus propias dinámicas y protagonismo dentro del conflicto.

¿Fueron guerras civiles?

Aquí entra un segundo debate, igual de interesante: ¿debemos considerar las guerras carlistas como guerras civiles?

La respuesta mayoritaria es , y con fundamento. Las guerras carlistas enfrentaron a españoles contra españoles por el modelo político y social del país. No fueron invasiones extranjeras, ni conflictos coloniales, ni simples rebeliones locales. Implicaron ejércitos organizados, movilización de población civil, fuertes divisiones ideológicas y claras consecuencias territoriales.

Además, reflejan una fractura interna que no se resolvió en un solo episodio, sino que se reactivó en diferentes momentos del siglo XIX. En ese sentido, pueden considerarse una guerra civil prolongada e intermitente, que tuvo distintas fases entre 1833 y 1876.

Conclusión: el carlismo, más allá de la numeración

Llamemos “Segunda” o “Tercera” a la guerra de 1872–1876, lo que nadie discute es que fue el último gran conflicto armado del carlismo, y una de las últimas guerras civiles del siglo XIX en España. Tras su derrota militar, el carlismo no desapareció: continuó como fuerza política, social e ideológica durante la Restauración y el siglo XX.

Este debate sobre la numeración no es solo una cuestión de orden cronológico: nos obliga a reflexionar sobre cómo interpretamos la historia, qué hechos consideramos relevantes y cómo varía el recuerdo de los conflictos según las regiones y generaciones.

📌 ¿Y tú qué opinas?
¿Crees que la guerra de 1846–49 merece el título de “Segunda Guerra Carlista”?
¿O prefieres considerar solo dos grandes guerras civiles carlistas?

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Presentación del libro: "De cap profit cap mort. 150 anys de la Batalla de Camorra o de Bocairent"


El próximo viernes 23 de mayo a las 19:30 horas, en la Sala Joan de Joanes de Bocairent, se presentará el volumen número 11 de la colección d’estudis locals:

"De cap profit cap mort. 150 anys de la Batalla de Camorra o de Bocairent".

Se trata de una obra coral que reúne las aportaciones de destacados historiadores locales como Rafael Pérez, Carles Nájar, Julián Monerris y Jairo Vañó, junto con especialistas reconocidos en el tema como Antonio Caridad y Javier García. A ello se suman las magníficas imágenes de fotógrafos de la zona como Blai Vanyó, Vicent Carbonell, Antonio Barrientos y Rafael Domènech, así como la aportación literaria del poeta Sergi Gómez i Soler.

📖 Un detalle especial: el Ajuntament de Bocairent obsequiará con un ejemplar del libro a todas las personas asistentes al acto. Una ocasión perfecta para profundizar en uno de los episodios más importantes y menos conocidos de la Tercera Guerra Carlista en tierras valencianas.

Este volumen es también el complemento perfecto a otra obra imprescindible para los interesados en este conflicto:
"La Acción de Bocairente: Las batallas olvidadas de la Tercera Guerra Carlista Valenciana" de Ignazio Silvestre Borrego, disponible a nivel mundial en Amazon.

Este libro ha sorprendido por su enfoque exhaustivo y riguroso, rescatando del olvido la llamada Acción de Bocairente, un enfrentamiento decisivo pero frecuentemente eclipsado por otros episodios de la guerra.
🔎 El autor recopila más de 230 artículos periodísticos de 90 medios distintos, y por primera vez se incluyen mapas detallados que permiten seguir con claridad el desarrollo del combate y las estrategias de ambos bandos.

Uno de los grandes valores de la obra es su enfoque multidisciplinar: contrasta las versiones oficiales con las crónicas de prensa de la época, desde posturas liberales, carlistas y neutrales, revelando contradicciones, propaganda y conflictos ideológicos que rodearon la batalla. Todo ello enmarcado en el contexto de la Primera República.

Además de su riqueza documental, destaca la narrativa fluida de Ignazio Silvestre, que logra combinar el rigor histórico con una lectura apasionante. Con ilustraciones inéditas, retratos de los protagonistas y una extensa bibliografía, esta obra se convierte en una referencia fundamental tanto para investigadores como para amantes de la historia.

¡No te lo pierdas! La historia de Bocairent merece ser contada, conocida y reconocida como parte esencial del pasado valenciano.
Este viernes tienes una cita con ella.

Libro "La Acción de Bocairente: Las batallas olvidadas de la Tercera Guerra Carlista Valenciana" disponible AQUÍ

Por cuestiones de agenda no podré asistir a la presentación del libro, pero espero poder tener un ejemplar para disfrutar de su lectura, enhorabuena a todos los participantes de esta obra sobre Bocairent y su historia.

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El escudo del Papa León XIV: símbolo de unidad y tradición agustiniana

 


El pasado sábado, 10 de mayo, fue revelado al mundo el escudo de armas y el lema del nuevo Pontífice, Su Santidad León XIV, elegido el pasado 8 de mayo de 2025. Con este gesto se completa uno de los actos simbólicos más importantes del inicio de un nuevo pontificado: la presentación del emblema que acompañará visualmente su ministerio petrino.

Un escudo de continuidad y significado personal

El escudo papal de León XIV mantiene los elementos principales que ya había escogido para su consagración episcopal, como signo de continuidad con su camino espiritual y pastoral. Está dividido diagonalmente (en banda descendente de izquierda a derecha) en dos campos claramente diferenciados:

  • Campo superior (diestra del escudo): fondo azul con un lirio plateado. Este símbolo, de gran tradición en la iconografía cristiana, representa la pureza y está profundamente asociado a la Virgen María. También puede interpretarse como una alusión a San José, custodio de la Sagrada Familia y modelo de humildad, fortaleza y obediencia, virtudes muy queridas por los agustinos.

  • Campo inferior (siniestra del escudo): fondo dorado o crema con la figura de un corazón inflamado y atravesado por una flecha sobre un libro cerrado. Esta es una clara referencia a San Agustín de Hipona, padre y doctor de la Iglesia, fundador espiritual de la Orden de San Agustín, a la que pertenece León XIV. La imagen evoca la experiencia de conversión de Agustín, plasmada en sus famosas palabras: “Vulnerasti cor meum verbo tuo” («Has traspasado mi corazón con tu Palabra»). El corazón atravesado simboliza el impacto transformador de la Palabra de Dios.

El lema: In Illo uno unum

Debajo del escudo figura el lema elegido por el Pontífice: “In Illo uno unum” («En Aquel único, uno solo»), una cita de San Agustín tomada de su Exposición sobre el Salmo 127. En ese texto, el santo explica cómo los cristianos, aunque sean muchos, forman un solo cuerpo en Cristo.

Este lema es también una declaración programática del nuevo Papa, que ya había subrayado en entrevistas anteriores la importancia de la unidad y la comunión como ejes de su visión eclesial. En palabras del entonces cardenal Robert Prevost:

“Como agustino, para mí promover la unidad y la comunión es fundamental. San Agustín habla mucho de la unidad en la Iglesia y de la necesidad de vivirla”.

Este mensaje resuena con fuerza en el contexto actual del proceso sinodal iniciado por el Papa Francisco, donde las palabras clave son comunión, participación y misión.

Los elementos tradicionales del escudo papal

Como es habitual en la heráldica pontificia, el escudo se encuentra acompañado por los siguientes elementos:

  • La tiara papal: tradicional símbolo del poder espiritual y temporal del Papa, representada aquí con sus tres coronas y una cruz en la parte superior.

  • Las llaves cruzadas: una de oro y otra de plata, símbolo de las llaves del Reino confiadas por Cristo a San Pedro. La llave dorada representa el poder espiritual, y la plateada el poder temporal. Están unidas por un cordón rojo.

  • Los cordones con borlas rojas: que decoran los lados del escudo, herencia visual del estilo eclesiástico medieval.

Interpretación espiritual y pastoral

El escudo de León XIV se presenta como una síntesis visual de su identidad espiritual, su pertenencia a la tradición agustiniana y su propósito pastoral. Habla de una fe que brota del corazón tocado por la Palabra, de una Iglesia que busca la unidad desde la diversidad, y de una misión centrada en el amor, el diálogo y la comunión.

En un momento en que la Iglesia enfrenta desafíos globales, tensiones internas y la necesidad de una renovación pastoral, el mensaje de León XIV a través de su escudo y lema es claro: “en Cristo, todos somos uno”.

Fuente: Vatican News

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Los Federins regresan a El Passeig en la Fira Modernista de Terrassa



En el marco de la XXII edición de la Fira Modernista de Terrassa, que se celebra los días 9, 10 y 11 de mayo, los históricos Federins – Trabucaires de Terrassa i de la Creu Alta vuelven a instalar su campamento en su ubicación habitual: El Passeig, uno de los puntos neurálgicos de esta emblemática feria que rinde homenaje a la sociedad catalana de finales del siglo XIX y principios del XX.

Sábado 10: Tradición, música y sabores de época

El sábado por la mañana arrancará con el tradicional "Esmorzar de l’obrer", una humilde y sabrosa arenque con pan con tomate, pagada simbólicamente con "rals" de la época. Durante la jornada habrá talleres infantiles, y actuaciones de las Dolçaines del CAT, los Acordionistas de l’Aula de Sons y otros músicos amigos que llenarán de ambiente modernista el campamento.

Además, como ya es tradición, se ofrecerán degustaciones y venta de la Ratafía Modernista de Terrassa, una bebida que se ha convertido en símbolo de estas jornadas culturales.

Domingo 11: El espíritu federalista desfila por las calles

El domingo a las 10:30 h tendrá lugar una espectacular cercavila por las calles de Terrassa bajo el grito de:
"¡Que vienen los carlinos! ¡Que vienen los federales!"
Una recreación que pone en escena el conflicto entre carlistas y federales del siglo XIX, de forma lúdica y festiva. Acompañarán este desfile la Colla Sardanista del Centre Aragonès, Els músics de la Pàjara y otros colaboradores.

Durante todo el fin de semana, el campamento del Passeig será punto de encuentro para la degustación de productos típicos, la música en vivo, la recreación histórica y, por supuesto, el espíritu combativo y festivo de los Federins.

Esta cita anual no solo celebra el legado modernista de Terrassa, sino que también revive de forma creativa y participativa episodios de la historia catalana, como el enfrentamiento entre carlistas y federales. Una ocasión única para que pequeños y mayores se acerquen al pasado, disfruten del presente y celebren la memoria colectiva desde la calle, la música y la convivencia.

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5 de mayo de 1862: La victoria de Puebla, la presencia de zuavos y el error de Napoleón

Napoleón III
Napoleón III


 El 5 de mayo es una fecha profundamente arraigada en la memoria colectiva de México. Cada año, se celebra con orgullo y fervor patriótico la victoria del Ejército Mexicano sobre las tropas invasoras francesas en la Batalla de Puebla, ocurrida el 5 de mayo de 1862. Aunque no supuso el fin de la intervención extranjera, esta victoria se convirtió en un símbolo de resistencia frente al imperialismo. Y como veremos, la historia de este día tiene un curioso giro en torno a los zuavos y un error histórico que aún persiste: la confusión entre Napoleón Bonaparte y Napoleón III.

La Batalla de Puebla y su contexto histórico

En la década de 1860, México atravesaba una severa crisis económica y política. Tras la guerra de Reforma, el presidente Benito Juárez suspendió el pago de la deuda externa por dos años, lo que provocó la reacción de potencias europeas como Francia, Inglaterra y España, quienes enviaron fuerzas militares para exigir el cumplimiento de los pagos.

Pronto, los británicos y españoles se retiraron tras negociaciones diplomáticas, pero Francia, bajo el gobierno de Napoleón III, decidió continuar con la intervención. Su ambición iba más allá del cobro de la deuda: pretendía establecer un imperio títere en América, debilitando así la influencia de los Estados Unidos y expandiendo su poder en el continente.

Fue en este contexto que el 5 de mayo de 1862, las tropas francesas avanzaron hacia la ciudad de Puebla con la intención de tomarla y abrir camino hacia la Ciudad de México. Sin embargo, el general Ignacio Zaragoza, al mando del Ejército de Oriente, logró una sorpresiva victoria frente al ejército francés, considerado uno de los más poderosos del mundo en aquel momento.

¿Y por qué se celebra el 5 de mayo en 1862?

Si bien la batalla clave fue en 1862, las conmemoraciones y festejos más populares del 5 de mayo empezaron a consolidarse un año después, en 1863, en parte como respuesta a la continuación del conflicto. Para entonces, la batalla se había convertido en un símbolo de unidad y orgullo nacional. Es también en esta época cuando se empiezan a formar grupos civiles que, año tras año, recrean o conmemoran la gesta heroica.

En algunas zonas del país, como en Puebla o en comunidades migrantes mexicanas en Estados Unidos, las festividades incluyen desfiles, recreaciones militares y actos culturales donde desfilan compañías históricas vestidas como soldados de la época, incluyendo los famosos zuavos.

Zuavos: del norte de África a América Latina

Los zuavos fueron un cuerpo militar de élite del ejército francés, creado en Argelia en el siglo XIX, originalmente compuesto por soldados argelinos y, más tarde, por franceses. Su distintivo uniforme, inspirado en trajes tradicionales del norte de África —con pantalones bombachos, chaquetas cortas y fez— los hizo reconocibles y exóticos a ojos del mundo occidental.

Estos soldados participaron en muchas campañas del imperio francés, incluyendo la Guerra de Crimea, la conquista de Argelia y, por supuesto, la intervención en México. Durante esta campaña, el Segundo Imperio Francés envió a sus mejores tropas, entre ellas regimientos de zuavos, considerados símbolo de fuerza, disciplina y lealtad al emperador.

La presencia de zuavos en el conflicto mexicano ha sido fuente de inspiración para muchas comparsas y agrupaciones históricas que, aún hoy, desfilan con uniformes inspirados en ellos durante las celebraciones del 5 de mayo.

La confusión de los Napoleones: un error común pero importante

Uno de los errores históricos más frecuentes en publicaciones, materiales educativos y hasta en actos conmemorativos es la aparición de Napoleón Bonaparte como figura central de la intervención francesa en México. Sin embargo, esto es incorrecto: Napoleón Bonaparte murió en 1821, mucho antes de que México se enfrentara al intento de imposición de un imperio francés en su territorio.

El verdadero responsable de la intervención francesa en México fue Napoleón III, sobrino de Napoleón Bonaparte, quien gobernó Francia entre 1852 y 1870 como emperador del Segundo Imperio. Fue él quien, motivado por intereses geopolíticos, expansionistas y económicos, ordenó el envío de tropas a México. Napoleón III veía en México una oportunidad para debilitar a Estados Unidos (entonces en plena Guerra Civil) y para instaurar un monarca europeo —el archiduque Maximiliano de Habsburgo— como emperador en tierras americanas.

La confusión visual se ve alimentada por el hecho de que ambos compartían el nombre Napoleón y usaban uniformes similares. Además, el retrato de Napoleón Bonaparte —con su mano en el pecho, su característica silueta y su gesto serio— ha quedado tan grabado en el imaginario colectivo que muchas veces se usa de forma automática, incluso en contextos donde no corresponde.

Para los interesados en la recreación histórica o la divulgación rigurosa, como es el caso de nuestro blog "Zuavos del Mundo", es importante señalar este error y contribuir a la correcta difusión de los hechos.

Celebraciones actuales: una mezcla de historia y tradición popular

Hoy en día, las celebraciones del 5 de mayo no solo se limitan a México. En Estados Unidos, especialmente en estados con una fuerte presencia mexicana como California, Texas o Illinois, esta fecha ha cobrado una enorme relevancia cultural, aunque muchas veces se desvincula del contexto histórico original y se convierte en una fiesta más de identidad y orgullo mexicano.

En algunos pueblos mexicanos, como en Puebla o en San Agustín Tlaxco, se celebran con especial énfasis, incluyendo desfiles de “soldados franceses” y “soldados mexicanos”, donde aparecen también compañías de zuavos con uniformes coloridos y banderas de época.

Estas compañías suelen estar formadas por vecinos del pueblo, amantes de la historia o descendientes de antiguos combati0entes, y representan tanto a los defensores mexicanos como a las tropas francesas, en un gesto de reconciliación histórica y homenaje a todos los que participaron en el conflicto.

Conclusión: una fecha para recordar, una historia que contar bien

El 5 de mayo no solo conmemora una batalla ganada; representa la dignidad de un pueblo que se enfrentó a uno de los ejércitos más poderosos del mundo y logró vencerlo, al menos temporalmente. Es también una muestra de cómo la historia, cuando se mezcla con la tradición popular, puede perpetuar errores si no se cuida la precisión de los hechos.

Desde “Zuavos del Mundo” queremos recordar la importancia de esta fecha no solo como una fiesta, sino como una oportunidad para educar, reflexionar y rendir homenaje a los verdaderos protagonistas. Y por supuesto, seguir destacando el papel de los zuavos —ya sean franceses o representaciones modernas— como parte de ese colorido mosaico de memoria histórica.

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¿Qué diferencia hay entre el logo del Vaticano y el de la Sede Vacante?


Cuando vemos imágenes relacionadas con el Vaticano, es común encontrar dos emblemas muy similares pero con significados totalmente distintos: el escudo del Vaticano y el escudo de la Sede Vacante. En este post te explicamos qué representa cada uno y cuándo se utiliza.

El escudo del Vaticano

Este es el emblema oficial de la Ciudad del Vaticano y también se usa como símbolo del papado en general. Está compuesto por dos llaves cruzadas (una dorada y otra plateada), que representan las llaves del Reino de los Cielos entregadas a San Pedro, el primer papa. Sobre ellas, se sitúa la tiara papal (o triregnum), símbolo de la autoridad del Papa como jefe de la Iglesia Católica.

Este escudo se utiliza durante todo el tiempo en que hay un papa en funciones. Aparece en documentos oficiales, monedas, banderas, y en muchas otras representaciones vinculadas al Vaticano.

El escudo de la Sede Vacante

Cuando el Papa muere o renuncia, se entra en un período conocido como "Sede Vacante" (silla vacía), en el que no hay un pontífice al frente de la Iglesia. Durante este tiempo se deja de utilizar el escudo del Vaticano y se reemplaza por el emblema de la Sede Vacante.

Este escudo mantiene las dos llaves cruzadas, pero en lugar de la tiara, se coloca un ombrellino (paraguas) de franjas rojas y doradas, símbolo antiguo de autoridad temporal y protección. También puede incluir un pequeño galero negro (sombrero eclesiástico) debajo de las llaves. Todo esto representa que la sede papal está vacía y en espera de un nuevo Papa.

¿Cuándo se vuelve a usar el escudo del Vaticano?

Una vez que el nuevo Papa es elegido en el cónclave, el escudo de la Sede Vacante deja de usarse inmediatamente y se restaura el escudo del Vaticano. Además, en muchos casos, se crea una versión personalizada del escudo vaticano con elementos propios del nuevo Papa, que lo usará como su escudo personal durante todo su pontificado.

Este tipo de símbolos no solo son elementos visuales, sino que tienen un profundo significado teológico e histórico. Entenderlos es una forma de acercarnos un poco más al corazón de la Iglesia Católica y su larga tradición.


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El morrión de la Guardia Suiza Pontificia: tradición, simbolismo y jerarquía


Morrion Guardia Suiza Pontificia


Cuando hablamos de la Guardia Suiza Pontificia, lo primero que llama la atención es su vistoso uniforme renacentista. Pero hay un elemento que muchas veces pasa desapercibido y que tiene una fuerte carga histórica y simbólica: el morrión, ese casco con ala ancha y plumas que corona la cabeza de estos guardianes del Papa.

¿Qué es el morrión?

El morrión es un casco de origen renacentista, típicamente usado por los soldados de infantería europea del siglo XVI. Su diseño está pensado para ofrecer cierta protección, pero también para destacar en lo visual. En el caso de la Guardia Suiza, su uso se mantiene hoy como parte del atuendo ceremonial.

Morrión negro: el más común

El morrión negro es el más habitual y está reservado a la mayoría de los soldados y suboficiales. Se utiliza en:

  • Guardias de honor

  • Ceremonias religiosas

  • Eventos cotidianos del Vaticano

Va acompañado de una pluma de color, que indica el rango del guardia:

  • Blanca: soldados rasos

  • Roja: sargentos

  • Multicolor: oficiales

El negro aporta sobriedad y hace un contraste elegante con el colorido uniforme tradicional, reforzando el carácter solemne de sus funciones.

Morrión metálico: reservado a los oficiales

En ocasiones más solemnes o durante grandes celebraciones litúrgicas, los oficiales superiores de la Guardia Suiza utilizan un morrión metálico, de aspecto brillante y con detalles decorativos que lo distinguen claramente. Este tipo de casco es símbolo de jerarquía y se utiliza con uniforme de gala completo.

Más que un casco, un legado

El uso del morrión en la Guardia Suiza no es una simple tradición estética. Representa:

  • Continuidad histórica desde 1506

  • Identidad visual única dentro del Vaticano

  • Jerarquía interna del cuerpo

Además, es un recordatorio constante del compromiso de estos hombres con la defensa del Papa y la Santa Sede.

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Muere a los 88 años el papa Francisco, el primer jesuita e hispanoamericano en dirigir la Iglesia Católica



Hoy, 21 de abril de 2025, el Vaticano ha confirmado el fallecimiento del papa Francisco a los 88 años de edad. Nacido como Jorge Mario Bergoglio, fue un pontífice histórico: el primer jesuita, el primer americano y el primero en elegir el nombre de Francisco. Su muerte supone el cierre de una etapa sin precedentes en la historia reciente de la Iglesia. 

Su pontificado, iniciado en 2013 tras la renuncia de Benedicto XVI, estuvo marcado por su cercanía a los más vulnerables, su estilo directo y su lucha por una Iglesia más humilde y comprometida con los problemas del mundo actual.

Desde Zuavos del Mundo nos unimos a las condolencias por la pérdida de una figura clave en la historia contemporánea del Vaticano y enviamos nuestro respeto a todos los fieles que hoy lloran su marcha.

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