Zuavos Pontificios y Carlistas: Puntos de encuentro dentro de nuestra Filà. PFB 2006.


Publicado en el programa de fiestas de Moros y Cristianos de Bocairent en 2006.

Zuavos Carlista 1873.
Zuavos Carlista 1873. La boina aparece en algunas
fuentes roja para los oficiales y blanca para la
tropa, y en otras aparece  solo en blancas.
Con esta oportunidad anual que nos ofrece la Comisión encargada de editar el Programa Revista de Fiestas, hemos pensado que era una buena idea el retomar el hilo de la breve historia/reseña de nuestro artículo de dos ediciones anterior (Los Zuavos en la Segunda Guerra Carlista. PF 2004). Hace dos años resumíamos la destacada intervención de los herederos de aquellos Zuavos Pontificios, últimos defensores  del poder territorial del Papa en la Tercera Guerra Carlista que se pusieron bajo las órdenes del Infante Alfonso de Borbón en contra del enemigo liberal. Pues bien, está claro que aquel acontecimiento, en una mayor o menor grado, tuvo que dejar huella en la nuestra Filà.

Llegados a este punto, es el momento de analizar como otro elemento de la guerra pudo influenciarnos y de que manera; este elemento no es otro que el bando carlista. Según el libro de Julian Castelló “El Serio”, corría el año 1867 cuando Manolo Beneyto, Felipe Cabanes, Francisco Puerto, Baptista Ferrer, José Cabanes y José Vañó fundaron la comparsa de Zuavos, pero en ningún momento hace mención a que el origen de estos fuera de tradición carlista. No obstante, nos hace pensar que así podría ser, ya que un elemento tan característico de la indumentaria oficial  de nuestra Filà como es la boina tiene toda la traza de tratarse de un añadido carlista. Claro, echando la mirada atrás, la vestimenta de los antiguos soldados zuavos se ha caracterizado por llevar turbantes, sombreros, cascos, gorras militares ...  pero no se conocen las boinas. Pero, podemos comprobarlo al hacer una mirada hacia atrás rápida a los célebres retratos de Zuavos realizados por el genio holandés Van Gogh, todavía que en alguno de ellos aparezcan una especie de boina con borla pero con unas dimensiones bastantes más grandes y con un posado diferente de la clásica de los Suavos y de los Carlistas. Al frente de Cataluña para defender los intereses del Infante Alfonso de Borbón también añadieron a su indumentaria la boina carlista.

Otro motivo que puede reafirmar este supuesto puede ser también el que era común en el ejército carlista: hacer patente la distinción de grado militar dándole distintos colores a la boina y a la borla, como ocurre en nuestra Filà con el Capitán y Alférez, que llevan también este elemento distintivo. El dorado del galón también podría interpretarse con una influencia carlista, ya que es una parte característica del uniforme de la Guardia Real Carlista, así como el numero gusto por las condecoraciones e insignias que en cierta manera aparecen en los trajes del Capitán y Alférez de los Zuavos, que lucen tres estrellas de seis puntas en al boina y en la bocamangas del Capitán, y una el Alférez; este hecho también lo hicieron suyo los Zuavos Carlistas. Lo que es indudable es la similitud existente entre auctoritas y marcialidad de la Guardia Real de Carlos VII con la del capitán de los Suavos hasta la colocación del sable, pero este es un aspecto sobre el que volveremos un poco más adelante.

Soldado Zuavo Carlista 1873
Soldado Zuavo Carlista 1873
Podríamos añadir a todo lo que hemos dicho antes un nuevo aspecto que pudo influir hasta todo en la denominación de nuestra Filà, porque todavía que el nombre de Tercio de  Zuavos nos hace retroceder en el tiempo hacía los famosos “Tercios” españoles de los siglos XVI y XVII, también al ejército carlista había tradición de acompañar el nombre de sus batallones con este mote, como por ejemplo los Tercios de Tolosa, de destacada importancia en el frente vasco.

Llegado a este momento, hemos de referirnos al hecho que al  finales del año 1873, cuando la guerra estaba acabando y cuando ya empezada a decantarse por el bando liberal, en Bocairent tuvo lugar la famosa “Batalla del Plano de Camorra”. Según cuentan las crónicas, cayendo la noche del 20 de diciembre, llegó el Comandante General Carlista del Reino de Valencia José Santés Murgui, vecino de Líria con un batallón formado por 5.000 infantes y 500 jinetes. Permanecieron en el pueblo hasta la una de la tarde del 21 de diciembre, hora en el guardia se encontraba en los alto del campanario y dio el aviso de que una formación de tropa venía por el Camino Real de Valencia. Los Carlistas abandonaron el casco urbano por el Camino Real de Castilla. Cuando a las tres y cuarto de la tarde salen unos, entraban las tropas del Brigadier Valeriano Weyler, formadas por 2.800 hombres, 100 caballos y 4 cañones. A las cuatro y cuarto se estableció el combate desde el Pinar del Racó de Micalàs hasta la Casa del Jaquero, combate que al llegar la noche se suspendió. Weyler se retiró a Bocairent y Santés al Alto de la Cruz. Al día siguiente, visto que los carlistas continuaban en el Alto de la Cruz, Weyler se decidió a atarcar por la parte del Santo Cristo. Desde el campanario Weyler pudo ver la batalla, que empezó a las 10 de la mañana y que acabó dos mas tarde con la victoria final de las tropas liberales. Los muertos fueron enterrados en el pinar del Racó, en el cementerio parroquial y en las proximidades del Santo Cristo, que conocemos como la la “Cruz de los Carlistas”. Recordamos que nuestra Filà data de 1867: ¿tomarían parte de los zuavos bocairentinos en la refriega?. ¿Sabría Weyler de nuestra existencia?, Y si así fuera ¿qué pensaría de nosotros?-

El 28 de febrero de 1876, Carlos VII cruzó la frontera hacía Francia pero el puente de Arnegui, el historiador Pirala escribió “el dolor embargaba la acción de unos, la desesperación hacia a otros romper la espada y arrojar los fusiles, y los franceses contemplaban absortos aquella escena de lealtad y firmeza (...) si bien las espadas no fueron rotas por los jefes y oficiales carlistas, la guerra había terminado”.

Para acabar con este pequeño relato de suposiciones sin ningún intención acadamicista quisiéramos enlazar estas palabras de Pirala con el que antes decíamos sobre los sables del ejército carlista. Efectivamente, no todas las espadas carlistas se perdieron ni se rompieron cuando acabó la guerra porque en la Filà del Tercio de Zuavos todavía conservamos con orgullo algunos de ellos, probablemente restos anónimos de la confrontación del Pla de Camorra fruto del pillaje posterior o recuerdos nostálgicos carlistas o donación de antiguos combatientes locales en la lucha, quien sabe. Lo que podemos sacar en limpio de todo esto es un valiosos patrimonio para nuestra Filà y que cada tres de febrero nuestro Capitán y Alférez las lucen descansandolas sobre sus hombros derecho encabezando nuestro Piquete, comandando la escolta y guardia de honor a nuestro patrón San Blas.

Texto traducido al castellano, el original está escrito en valenciano. Su finalidad es darle mayor difusión para los estudiosos tanto de las fiestas de moros y cristianos, así como de los Zuavos.

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