Fiestas de Moros y Cristianos de Bocairent en 1881


Otra curiosa crónica de las fiestas de Moros y Cristianos de Bocairent de hace 138 años, donde se puede apreciar que ha habido pocos cambios en todos los actos que se realizan desde el día de Les Caixes hasta el día del Sant Crist.

Uno de los datos curiosos, es el piquete de los Zuavos, que desde este documento hay constancia documental, eso si, cerrando la comitiva de la procesión.

Otro dato que llama la atención es el día de Moros i Cristians, donde la batalla toma en todo su significado con ataques de frente, en guerrilla, a la bayoneta, disparos de artillería, etc.

Aquí tenéis el articulo completo, una joya de nuestra historia.


Bocairente 6 de febrero de 1881.

Sr. Director de EL ALMOGÁVAR.

Muy señor mío: La villa de Bocairente con su proverbial sensatez y eminente espíritu cristiano, ha celebrado en los días 2, 3, 4 y 5 del corriente, las tradicionales y populares fiestas á su esclarecido patrón San Blas.

Quien no haya presenciado alguna fiesta religiosa, celebrada á impulso del más puro espíritu cristiano, hermanado con el ardiente amor patrio, no puede formarse una idea de lo que son las fiestas de San Blas en Bocairente. En poblaciones mas populosas, las proezas de nuestros padres en tiempo de la Reconquista, los episodios y guerras entre moros y cristianos se representan con con mas solemne aparato; pero en éstas, mas modestas bajo este punto de vista, brilla el fervor religioso con mas esplendor, reina la cordialidad sin afectación, y la alegría mas completa preside los actos públicos y las 
expansiones domésticas. Esto sucede aquí.

Inagúranse las fiestas al anochecer del día primero con un volteo general de campanas, y con un pasa-calle de cajas y tambores que recorre toda la población.

En la mañana del día 2, mientras se celebran los oficios de la festividad en el magnifico templo parroquial, vénse los caminos llenos de algunas comitiva de los pueblos circunvecinos, que afluyen á presenciar las fiestas; por una parte, grupos de doncellas, labradores bajando las vertientes del renombrado Mariola; por la otra, ancianos encanecidos y robustos jóvenes trabajadores en diversas artes y oficios, que domiciliados en otras poblaciones, no pueden dejar de ofrecer a su amado Patrón y a su querida patria, el obsequio de su presencia y cooperación en las fiestas; ya llegan las bandas de música que han de acompañar a las compañías de moros y cristianos, que en el momento de su entrada se anuncian con un paseo por las calles principales, al son de armoniosos instrumentos; ya han sonado las dos de la tarde, hora en la que hacen su entrada las diversas compañías de cristianos y moros que toman parte en la fiesta; al capitán mayor y al embajador cristiano, cabalgando en hermosos caballos enjaezados, siguen las compañías cristianas, llevando al frente sus capitanes a caballo, entre los acordes de las músicas, el fragor de los tambores y el eco de las campanas; en el mismo orden vienen detrás las compañías  de los moros y mosqueteros, a la orden de sus capitanes, rodeados de sus músicas y con el arma al hombro; cada compañía lleva sus gastadores que con marcial paso y gallardo continente se abren paso entre la multitud.

Al llegar todos a la plaza Mayor, donde está el castillo, las compañías saludan al capitán mayor, disolviendose breves momentos para dirigirse después en corporación a la iglesia parroquial, durante las solemnes Vísperas del patrón. Terminadas estas, el reverendo del Clero empieza los Maitines, y las compañías, con sus capitanes y músicas, acompañan al ayuntamiento desde el templo hasta al casa consistorial, bajo cuyos balcones hacen resonar las músicas sus alegres melodías, mientras algunas comparsas ejecutan caprichosos y variados bailes de campaña. A los pocos momentos el capitán mayor y todos los demás capitanes, en sus propias casas, obsequian a sus respectivas compañías, músicos y dependientes, con abundantes refrescos en los que no falta el sabroso dulce, el exquisito licor y las suculentas pastas que tan buena fama dan a las hijas de Bocairente.

Desde este instante empieza la mas cordial expansión en todos los ánimos, que no cesa hasta el último día; animación en las calles y plazas, paseo de músicas, obsequio de bailes a las autoridades y amigos, que se cambian con otros obsequios espirituosos, donde el brindis de gratitud queda mezclado con la plegaria o tierna invocación a San Blas; cantos religiosos en el templo, lleno sin cesar de gentes, y fervorosas oraciones al santo patrón; así acaba el el día 2, disparándose, ya de noche, una cuerda de fuegos artificiales (1).

En el día 3, al despuntar el alba, los gastadores de todas las compañías, al frente de sus músicas, recorren la población en correcta formación militar, unas después de las otras. A las nueve los capitanes con sus compañías, vuelven a la casa consistorial para acompañar al ayuntamiento a la función religiosa.
El majestuoso templo presentaba una aspecto encantador: el altar mayor profusamente iluminado, el invicto mártir San Blas colocado sobre magníficas andas a la derecha del altar; sus anchurosas naves atestadas de gente entre quienes descollaban los capitanes y sus compañías, con los elegantes y vistosos trajes; un numeroso clero al servicio del altar y el ilustre ayuntamiento en los bancos de preferencia. Poco mas de las nueva y media comenzó la Misa solemne, cantada por un nutrido coro de profesores que interpretaron con maestría la sublime composición de Mercadante, ocupado la cátedra del Espíritu-Santo el ilustrado sacerdote D. Juan Martínez, beneficiado de la suprimida Colegial de Játiva, el cual tuvo pendiente al auditorio de su elocuente palabra, cerca de una hora, demostrando la ardiente fe del Santo, el mérito de su vida y la bondad de su protección, haciendo derramar a sus oyentes, que al terminar exclamaron en un espontáneo viva a San Blas. 

Cerca de las doce termino esta función que dejará gratos recuerdo en la memoria de los hijos de Bocairente.

Por la tarde tuvo lugar la magnifica y solemne procesión con que todos los años se acostumbra a obsequiar al Santo Patrón, la cual en el presente año, a pesar de la inclemencia del tiempo, no ha desmerecido de los anteriores; es imposible describir este grandioso acto religioso; a el acuden la mayor parte de los vecinos e Bocairente, los habitantes del campo y caseríos y hasta muchos forasteros.
Abre la marcha las compañías de guerreros con sus vistosos uniformes, y con grandes hachas (blandones) encendidas, caminando al compás de la música; siguen después los particulares en dos interminables hileras; delante de la Cruz y clero parroquial colocándose los capitanes y alféreces de todas las compañías, con algunos niños vestidos de ángeles, el Santo Patrón es conducido en sus nuevas andas por los granaderos, presidiendo el Ayuntamiento y autoridades, cerrando la comitiva el piquete de zuavos, recorriendo las principales calles, haciendo estación en la Iglesia de las Monjas y volviendo a la parroquia, pasando por la plaza Mayor.

En esta plaza espera toda la procesión del Santo Patrón, y ¡oh poder de la fe! apenas se dejó ver de aquella multitud, todos como un solo hombre elevan las manos, levantan las luces prorrumpiendo en un viva prolongado, entusiasta, atronador, que hace brotar las lágrimas al hombre más indiferente. A seguida se disparan algunos cohetes voladores, quemándose algunas piezas de fuegos artificiales, exponiendo en el la última un transparente San Blas rodeado de luces y resplandores.

Después de la siete y media llegaba el Santo al templo parroquial, iluminado con millares de luces caprichosamente colocadas en las cornisas, pilastras y balaustradas, reproduciendose en la apiñada multitud los vivas y trasportes de entusiasmo y amor fiel, que no espero ver ovación mas tierna y sublime que la que el pueblo de Bocairente tributó a su Patrono, en aquel solemne momento.

Como fin de la fiesta de este día se dispuso más tarde un castillo de fuegos artificiales en la plaza Mayor.

El día 4 está destinado al simulacro de guerra entre moros y cristianos, en recuerdo de la conquista de esta villa por el invicto rey D. Jaime. Por la mañana, cada compañía acude en particular a oír una Misa rezada, en forma militar: después los dos ejércitos salen a las afueras de la población, figurando una batalla, en la que ocurren sus episodios, ataques de frente, en guerrilla, a la bayoneta, disparos de artillería, hasta que retirandose los cristianos penetran en la población, refugiandose en el castillo de la plaza, siempre acosados por los moros; allí en la plaza se combate con ardor ... se da la señal de alto, aparece un parlamentario, se entra en tratos de paz ... lo cual da lugar a la solemne embajada del moro ... que por último pide la rendición del castillo; pero negada por los cristianos se renueva el combate con mas brios ... hasta que el castillo cae en poder de los moros, que enarbolan sobre él su bandera y colocan una grotesca figura del falso profeta, que po la tarde es destrozada y quemada, cuando por los mismo procedimientos los cristianos reconquistan y recobran el castillo.

En el día 5 ambos ejércitos suben disparando y con todo aparato militar al santuario del Santísimo Cristo, donde después de oír Misa, el embajador moro, reconociendo la verdad de la fe cristiana, se despoja de sus insignias, abjura sus errores y abraza la Religión del Crucificado: a su regreso a la población entran en la parroquia para adorar individualmente la reliquia del Santo Patrón.

En el mismo día por la tarde todas las compañías van al convento de las Monjas, donde los nuevos capitanes y alféreces para el año siguiente, reciben las insignias y bandas de su cargo, recorriendo enseguida la población al frente de sus compañías y retirandose a sus casa en la que obsequian a sus compañeros con un refresco.

Tales son, a grande rasgos escritas, las fiestas con que la villa de Bocairente obsequia anualmente a su Santo Patrón San Blas; y así han comenzado y terminado las del presente año, sin tener que que lamentar ningún incidente lamentable, tan frecuentes en otras poblaciones.

Réstame solo dar un voto de gracias para todo los que han contribuido a ellas, en particular al capitán mayor y a todos los demás capitanes y sus compañías, a las corporaciones y autoridades locales, a todos los concurrente y en fin a todos los vecinos de Bocairente que por su religiosidad, cordura, honradez y devoción a su Patrono San Blas, merecen el aplauso de la patria y de la religión.

Agradeciendo la fina amabilidad de V. por la inserción de esta desaliñada relación, queda de V., señor Director, afectísimo seguro servidor Q.S.M.B (2).

El corresponsal.

El Almogávar: diario ultramontano: Año Segundo Número 66 1881 febrero 11 (11/02/1881)

(1) En referencia a la cordá.
(2) Que Su Mano Besa.
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