Reseña histórica de la filada de Zuavos de Bocairente año 1919



Año 1919

Capitán Vicente Cabanes 


Aunque por consecuencias de la tremenda hecatombe de la guerra europea estaba el pueblo algún tanto necesitado, nuestro espléndido capitán hizo todo cuanto pudo para que reinara un tanto la alegría en estos corazones tan abatidos por la carestía de toda clase de géneros y comestibles, como por el gran azote de la epidemia que tantas vidas en flor segó, y entre ellos tres de nuestros compañeros: Eduardo Espí, Francisco Verdú Miralles y Enrique Piedra D.E.P.


Como queda dicho en el capítulo anterior adquirimos un cuartel en la calle Tras la Villa.

horno de San Gayetano, y a decir verdad fue el mejor de cuantos esta comparsa ha habitado, tanto por lo concurrido del lugar, como por lo espacioso del local, pero haciendo una gran separación en las dependencias de la casa que costó algunos cuartos, aunque disgustó un tanto al Sr. (Terol) Tomás Galiana por no haber hecho lo que con tanta instancia pedía, un cuarto y una alcoba. Al no concedérsele arrastró por algún tiempo una larga butifarra aunque no tuvo más remedio que tragársela.


La noche de San Gayetano, 7 de agosto, se tiró el burro por la ventana más grande, en la

que hubo banquete, cigarros y música, el final fue cantar los gozos al santo aunque no terminó el acto por apagarse el cirio antes de tiempo, el pueblo aplaudió la idea por haberle dado una noche de fiesta sin pensar. Cosas de los zuavos. Los iniciadores de las fiestas populares siempre ellos, aunque a veces se traslimitan.


Las costumbres tan gratas a esta comparsa creo que no se extinguirán mientras haya gente joven y de buen humor. Hubiérase visto algún sujeto obligado a divorciarse si le privan de estas gratísimas reuniones. Pero las mujeres que conocen los paños sueltan las riendas apenas suena la zambomba de Navidad. Y los zuavos verdaderos y veteranos y aún los más jóvenes entran en el mando de comandantes de plaza para no tener que dar cuenta ni razón a nadie.


Hubo 27 sopadas sin interrupción, desde el día de reyes hasta la víspera de las fiestas y

entre ellas bailes, serenatas y maíz tostado en abundancia, con su correspondiente cuadrilla, es decir, con su correspondiente morapio y algún que otro final café caliente y los aires del chalet como el último término a incomodar a los compatricis valencianos Patricio Marina y a la bella señorita Isabel.


Pero creo que como preludio de este año ya es lo suficiente con lo que queda apuntado.


Entrando en materia, empezaremos por hacer la reseña de la solemne bendición del nuevo banderín, acto que jamás se borrará de la memoria de cuantos concurrieron en él.


Primeramente toda la comparsa de uniforme se reunió en el local propio, el día de la virgen a las once de la mañana, de allí se dirigió, precedida de la banda de música que también vestía uniforme, a la parroquia, donde ya estaba el banderín que había sido llevado allí por otro conducto.


Una vez en la iglesia formó la comparsa en columna de honor frente a la capilla del santo

patrón, donde se destacaba junto a la misma y en el lado del evangelio el hermoso artístico y magnífico banderín,


Una vez verificada la bendición por el cura párroco, D. Antonio Artés y Signes; se procedió

al acto que bien pudiera llamarse jura bandera, puesto que principiando por el primer veterano y acabando por el último quinto, todos con grande y profundo respeto pasaron a besar y rendirle homenaje a tan sublime enseña.


Acabada la bendición y hecho el desfile, regresó la comparsa al maset horno de San

Gayetano, pero no contentos con este corto pasacalle acompañó la comitiva a los padrinos de la mencionada enseña que fueron D. Ricardo Juan y la señorita Isabel Vidal, recorriendo las calles de: Plaza de la Constitución, calle Obispo Miró, Ciego, Ereta de Peña hasta el chalet donde se disolvió la comitiva después de obsequiarnos el Sr. alférez, que lo era D. Patricio Vidal, con un buen refresco y un cigarro puro.


La entrada en este año revistió muy buena impresión por lo artístico de las carrozas y por

el derroche de toda clase de juguetes que de ellas esparcían sus moradores, y en particular el capitán de la estudiantina que nada dejó que desear.


La retreta no fue lo más lucido, porque amenazaba la lluvia y al efecto el día del Santo por

la mañana se verificó la diana muy desarreglada por la copiosa lluvia que en estas horas caía.


El acto precedente a la procesión resultó como siempre brillante, porque a más de ser o

dar un rato de esparción al vecindario, da gusto ver al piquete dar el paseo de costumbre con aquella marcialidad, carácter y buen gusto con que saben hacerlo los vanidosos veteranos y más aún el fanfarrón del tío Tomás con su banderín a cuestas que parece un pavo cuando abre la cola, y esto costando a algunos compatricios nuestros alguna mortificación, porque no pudiendo imitar en nada a este esparcimiento les repugna ver que nos llevamos los aplausos de todo el vecindario y aún hasta los forasteros.


De turcas este año hubo algunas, como siempre entre ellos Ricardet y Muisén, aunque no

se extralimitaron mucho pués el exceso más grande del primero que es el de decir flores a las pollitas lo hizo con verdadera admiración de todos, pues para esto tiene grande habilidad, y el segundo que tan aficionado es al baile disfrutó bailando la rumba en compañía de su repleta barriga en el casino La Soledad, donde recogió grandes aplausos de los concurrentes.


Los fuegos artificiales de la comparsa fueron encargados al Suat, Tomás Lloret, Fco. de

P. Cabanes, Vicente Cabanes y Borronat, de lo que resultaron bastante animados, aunque no como otros años por ser el precio de la pólvora tan subido y no haber otros recursos para evadirse de esta carestia.


El aixabegó fue lo que completó la fiesta, aunque algunos individuos se levantaron algo

tarde porque la turca del último día fue tremenda y entre ellos citaremos a P. Cabanes, que nada menos que quería pegar fuego al castillo, sin pensar que le hubieran tratado de incendiario, pero un arranque en estos casos cualquiera lo tiene y, !ojalá lo hubiera realizado! pero nada, no pasó la cosa a la realidad.


Y así terminó este año de feliz memoria para dar lugar a otro y otros que igualmente

pasaran a la historia.


Por los muchos extraordinarios que se hicieron salimos algo caros en las cuenta de este año, pues sobre se un número de individuos bastante crecido salimos a 18,5 pesetas por plaza, sin contar las chalinas o pecheras que costaron dos pesetas cada una.

La banda, de la localidad y nos costó 30 plazas 500 pesetas. El sargento fue Dionisio Cardós Micó. Depositario José Mª Vañó y el representante Julián Castelló.




FIESTAS A SAN BLAS EN BOCAIRENTE

COMPARSA DE ZUAVOS EN 1919


AL TERCIO DE ZUAVOS

CUARTAS

Nada más encantador

Que ver el paso marcial,

De la filada ideal

Que a todos infunde amor.

A la señal del clarín

Los veréis ya preparados,

Bien compactos y alineados

Honrando su Banderín.

¡Viva el Tercio de Zuavos!

¡Viva la gente de humor!

Que son mozos de valor

Nunca bastante elogiados.


A NUESTRO CAPITÁN

DÉCIMA

Aún perdura la raza

de los antiguos guerreros,

de los grandes escuderos

que nadie les puso tasa,

es nuestro jefe aludido

y al imprudente atrevido

que ose manchar su honor,

morirá cual un traidor

entre el polvo confundido.


Contestant a una pregunta

Una chica casaora

l'atre dia em preguntà,

a on trobaria un bon novio

y al moment li contesti,

si el vols señoret en Alcoy,

si torroner en Jijona,

y si el vols que siga artiste

has de amar a Tarragona,

pero si el vols divertit,

quapo, templat, campechano,

has de baixar cuansevol mit

al forn de San Gayetano.


UN DESPERTAR ALEGRE

DÉCIMA

Asoma el alba y repican

las bulliciosas campanas,

y con voces sobrehumanas

la gran fiesta de hoy publican,

la alegría comunican

al humilde vecindario,

desde el alto campanario

inunda el gozo las plazas,

calles, patios y terrazas,

en tan grande aniversario.


Autor: Julián Castelló Silvestre (1876-1940)


Vicente Cabanes Cabanes


198.740


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