TERCIO DE ZUAVOS. PFB 1985.

Diana de San Blas, 3 de febrero de 1985. Escuadra oficial. Cabo: Valentín Molina Domenech.
Foto: Filà Terç de Suavos de Bocairent
Publicado en el programa de fiestas de moros y cristianos de Bocairent en 1985.

Plaza de San Blas, nº 3.

Hasta la ubicación del hogar de esta filà parece que esté marcado con un total y  activo aspecto cara a nuestro Santo Patrón. No es suficiente con que la letra y música de  su Himno hayan nacido también en el corazón de dos sentidos componentes de la misma.  Aquí, en este local, mitad perteneciente al pasado y mitad a esta época moderna, pero  muy hecho al lugar, continua la vida del Tercio de Zuavos, tal como aparece en su pared  frontera y sobre un arco de piedra, resto, como el signo de firmeza en el tiempo.

Abrimos la conversación entre mayores y jóvenes para ir indagando las  interioridades que hacen posible esta constante ilusión que es la Fiesta.

¿Podemos conocer el principio de esta filà? 

­Todos los historiadores de la Fiesta, mejormente diríamos cronistas, coinciden en una  fecha aproximada. El año 1867 por unos hombres que superando las dificultades de aquel  entonces, dieron forma a la idea de lo que parece ser fue un grupo de amigos: Manuel  Beneyto, Felipe Cabanes, Francisco Puerto, Bautista Ferre, José Cabanes y José Vañó.

Marcaron una era que había de ser más tarde el suplemento de todos los sacrificios  que aquellos festeros habían hecho para fundarla.

En un principio tomó la denominación de «Zuavos del Papa».

¿Era exacta la primitiva idea de que se hizo como acto de devoción?

­Más bien parece ser que cuando O'Donnell  escala el  poder en 1865 convierte a los  católicos en enemigos del Papa al reconocer a Víctor Manuel  y para contrarrestar esta  ofensa a Pío IX, entre otras cosas más importantes, se funda la filà.

¿Como se manifiesta? 

­En los voluntarios españoles que fueron a defender la legitimidad del poder temporal del  pasado. Su número se calcula que fue de unos ocho mil y a su frente se encontraba el  General Don Fernando Fernández de Córdoba.

¿Como acabó todo aquello? 

­Tras la derrota de la «Posta Pía de Roma», 1870, regresan a España y se ponen al  servicio de una de las corrientes políticas de ese momento; el  carlismo. En favor del  Infante Alfonso Carlos, defendiendo a D. Carlos VII frente a la primera República  Española.

¿Qué relación tiene todo esto con nuestra Villa? 

­En Bocairent había un destacado personaje de la época, Don José Esplugues Fernández  de la Mesa, más conocido como Barón de Zafra, que hasta 1868 vivió en esta Villa, para  pasar, a partir de entonces a residir en Onteniente. A él, y a ese grupo de amigos suyos  que hemos citado al principio, se debe el comienzo de lo que ahora somos. Sus ideas eran  carlistas y algo de eso se nota con los detalles marciales del traje; las cruces y la boina con  borla lateral que bien parecen tomados de un cuadro de la época.

¿Hay alguna referencia histórica o dato sobre este elemento tan importante y  diferenciador? 

­En un  principio debemos considerarlo como imitación del  uniforme creado por los  franceses para una tribu africana que les ayudó en la conquista de Argelia «los Zouaoua».  Conjuntamente con España lo adoptaron otras naciones y hoy figura como pieza histórica  en el Museo de la Armada Pontificia del Castillo de Sant Angelo de Roma.

¿Su composición? 

­Consta de bombacho, chaleco, chaquetilla, un jersey, hoy es un jersey completo, antes  era una especie de pecherín con abrochado lateral, pero se ha hecho así para combatir  mejor el frío de la época. Faja y boina blanca con borla roja. El Capitán y el Alférez se  diferencian por la boina de color rojo y la borla dorada. Sus colores son de color vino  burdeos para el bombacho y azul para chaleco y chaquetilla con unas cruces en el pecho y  espalda rematadas con galón dorado. Completa lo anterior una manta de blanco con una  cenefa azul a los laterales con cuatro borlas azules y blancas y una polainas negras sobre  el  calzado de igual  color abotonadas en blanco por la parte exterior. Hoy han sido  sustituidas por unas botas de caña alta y falsa abotonadura.

¿Y las mujeres? 

­Difiere poco del uniforme masculino. Sus diferencias son realmente la falda, siempre más  airosa y gentil para las damas que unos bombachos y la boina es de color rojo con borla  blanca. Todo ello con unos guantes blancos llegan a componer las airosas figuras  marciales que lucen bien en cualquier momento de la fiesta. En especial la «Entrada» y el  «Piquete».

¿Hay algo singular que diferencie a ésta en el actuar de las otras «filaes»? ¿Qué es? ­

Primero su sello particular, su modo de ser propio y sobre  todo el «Piquete».

El día de San Blas, cuando todos descansan satisfechos de buenos alimentos, en  esa tarde propia del patronazgo, la música del «zuavo» se deja oír por todas las calles. A su compás un centenar largo de componentes de la filà, las chicas delante y los hombres detrás, marcan el son del pasodoble con un bello tremolar de banderolas en ristre con las  que juega el viento. Es un acto único.

Más tarde, cuando la procesión silencia las calles y solo se oyen los «vítols», «el Piquete»  continua su marcha como protector del Santo y tras él. Y cuando la emoción de la entrada  de San Blas en la plaza hace romper lágrimas en los ojos, son los Zuavos en hileras que  parten del  «Piquete» los que hacen camino al Santo para que pueda aparecer entre la  muchedumbre que llena totalmente la plaza.

Importante es la historia pero tan importante es el hogar donde se vive, ya que es  un punto de continuación entre los que se van y los que siguen. El maset es la misma  historia pero en piedra hablante.

¿Han estado siempre ubicados en el mismo lugar? 

­No. Donde nos encontramos ahora «volvió a nacer» la tarde noche del 16 de Enero de  1982. Una lluvias torrenciales habían derrumbado, el anterior año, la parte exterior. Las  fiestas del 81 las pasamos los componentes en el Mercado Municipal y los músicos en las  Escuelas Nuevas, gracias a esa entrañable colaboración que hay en esas fechas, y poco a  poco, se levantó la fabrica de esta nueva obra donde se ha procurado conservar lo típico  de su sabor. La cocina en la roca cosa muy típica del Barrio Medieval, y luego, adaptando  al lugar, este salón exterior de belleza y amplitud apto para el desfile tras las cenas.

Su decoración, sobria pero justa, lo hacen hermoso y adecuado para los 154  zuavos que somos actualmente, más todos los familiares que suelen reunirse en  determinados momentos de las Fiestas.
Su detalle central, era lámpara, forjada en metal  y decorada con cerámicas, hermosas  cerámicas, de la gran artista turolense Teresa Jassa, «Zuava de honor», que simbolizan al  Santo Patrón, el escudo de la Villa, Asociación de Fiestas y de todas las «filaes».  Luego el mobiliario estilo casi castellano y ese grato y serio medio ambiental del resto. Allí  están los cuadros con los nombres de los componentes, las fotografías de los capitanes  habidos, detalle de Antonio Vañó soler, y ... una vida por delante.

Antes... cuando todo era distinto, otros puntos del  pueblo supieron de la ansiedad  contenida cara a la fecha de febrero.

¿Se sabe cuales fueron estos? 

­Sí. Gracias a los apuntes de Julián Castelló «El Serio» , de quien hablaremos más tarde,  sabemos que el primer«maset» del que tenemos idea se encontraba situado en el «carrer Repunxó». Vivienda de Vicente Cantó y alquilada a la filà de la que él también formaba  parte. Era el año 1904.

Todo el año, en especial los domingos, era una guitarra bien templada la que daba  pie a habaneras y serenatas.

Y la «lotería», hoy llamada «bingo», fue un medio de distracción y al mismo tiempo, forma  de lograr recursos para mantener el gasto de la Fiesta. Se alquiló al «café España». Y cuentan las crónicas que al  hacer el  reparto el  «día de cuentas» de los beneficios  obtenidos, tocaron a siete pesetas, los que habían trabajado en la lotería y a 2'50 los que  no.

Se habían adquirido además... dos calderos, una mesa de pino, los delantales de  gastadores y algunos bancos.

Allí se bailaba, se cantaba e incluso se representaba «D. Juan Tenorio»...

En este local estuvimos hasta el año 1907, en el que se cambió a otro situado en la  misma calle.

Bromas pesadas no faltaban y algunas veces eran leños encendidos y aliagas, las  que hacían saltar a los que se divertían. Luego estos excesos traían discusiones a la hora  de contar y decir.. «por más cuentas», hoy «por más leña».

En el 1909 se pasó a San Roque «la perdigua».

En 1912 nos recibe la «casa del pati» hoy lugar conocido como trastero de la Casa  Abadía recayente a la calle Baile.

En 1915 se pasa al Viejo Cuartel de la Guardia Civil, de la calle Baile, también.

En 1919 se adquiere un nuevo local en la calle Tras la Villa «San Gayetano» ( San  Cayetano ) horno del mismo nombre y que fue célebre por sus cenas. Se cuenta que en un  año hubo 27 cenas desde el día de Reyes hasta la víspera de las fiestas.

Llega la Guerra Civil y en el año 1940 tenemos «maset» en la calle Obispo Miró, en  lo que hoy se conoce como carnicería de «Colau», este año llovió muchisimo y fue  Capitán Nicolás Beneyto que es quien con quien se inicia la historia fotográfica de nuestro  «Cuadro de Capitanes».

En el año 1941 no encontramos en el «Racó Cápito», de aquí salieron muchas de  las «anécdotas» que han hecho historia

En 1946 pasamos al  principio del Barrio de la Virgen de los Desamparados y...  1964 nos acoge en este lugar en que ahora nos encontramos, tan típico, céntrico y  disimulado.

¿Comidas que se pueden citar como típicas? 

­Como todas las «filaes» hay un verdadero recetario. Pero destacan, por su propio de  fechas frías: L'olla de «penques», arroz, «cansalá» y patatas.

La paella de arroz y habichuelas recubierta de boquerones.

Y sobre todo el arroz al horno con pata de cerdo, típico del día de L'Aixabegó.

Ténganse presente que para el  elevado número de componentes, 154 según  hemos contado antes, hacen falta comidas de donde salgan muchos platos.

¿Hay algún dato curioso para entrar a formar parte de esta filà? 

­Uno muy sencillo. Debe tener un componente que se responsabilice por el solicitante y  que avale al mismo.

Y otro dato muy significativo es que no hay socios «medios». Todos son «enteros».  Los hijos de los festeros zuavos participan plenamente en la fiesta sin pagar, hasta cumplir  la mayoría de edad.

¿Solicitudes para ser capitán? 

­Están cubiertas hasta el año 2.014.

¿Quienes fueron los capitanes más relevantes? 

­Todos. No podemos diferenciar a ninguno ya que todos, más altos ó más bajos, de buena  ó mala época, todos tenían dentro el orgullo de la fiesta y el hacerlo lo mejor posible. Más,  no debemos olvidar a Francisco de Paula Cabanes y Ramón Silvestre que cada uno de  ellos fue varios años capitán.

¿Fechas más señaladas para los Zuavos? 

­De atrás adelante:

La inauguración del nuevo maset, 16 de Enero de 1982. La del centenario de la  fundación de la filà. Año 1967. La inauguración del  primer maset con instalaciones y  servicios para el  mantenimiento y alojamiento de la música, en el  mismo lugar de este  nuevo, siendo a partir de entonces cuando cada año va en aumento el  número de  componentes.

El Piquete de Alcoy, con motivo de la bendición de la imagen de San Blas en la  iglesia de San Mauro, 29 de Abril de 1956.

¿Algún detalle muy esencial? 

­Sí. Dentro del maset está prohibido el hablar de política. Aquí todos son zuavos. Ni más ni  menos. La fiesta es lo que importa.

¿Entre tanta gente habrán ocurrido, una tras otra, grandes anécdotas?

­Sí tantas como gentes nos componen. Pero a tiempos distintos circunstancias distintas.  Procuraremos recoger las «contables» y las más graciosas de su tiempo.

De épocas pasadas podemos citar las del «robo del puchero» del día de San Blas.  Corresponde a Francisco de Paula Cabanes. Este mandó gente a su casa a por un  paquete de puros. Antes había aleccionado al grupo y mientras unos esperaban a que la  hermana del antes citado buscara los puros y se los entregara, otros «visitaban» la cocina y se llevaban la «joya» del día para apuro de la hermana, ama de casa y con invitados.  Habrá que suponer como corrió ella al maset al comprobar lo sucedido.

Otra, que corresponde al  mismo individuo, tal  como diría Julián «el Serio», tuvo  lugar el día de San Blas mientras el Piquete espera la salida de la Procesión. Transcurrió  en la casa de Leandro Santonja «Reverte» en el  Tou de Sant Pere, comiendo las ya  acostumbradas olivas, zanahorias y buen vino, Francisco de Paula, se subió a una mesa  pequeña e inició el discurso.

 «... Hijas de Jerusalén  sembrad
ajos y cebollas
que aunque venga un apedregón
siempre quedan las casporras.»

Imaginad el  jaleo que se armó y su caída cuando entre los contertulios estaba  Gonzalo Castelló «Casporra», zuavo de pura cepa, a quien iba dirigido el  solemne  discurso.

Y siguiendo la racha, pero posterior en años, Luis Juan «Zamora» estaba un año  sin traje y Francisco de Paula se lo prestó. Luis como siempre ha sido un festero de pro, se  puso bajo las «salidas» en la «cordà» gritando: «son de segó. Son de segó». Y cual sería  su sorpresa cuando nota que lo cogen por la espalda y le mantienen quieto bajo el fuego  de los cohetes que le caían encima. Gritaba entonces :
­El traje no es mío, no es mío ...!

Y el que le sujetaba, que era su dueño sin advertirlo el otro le contestaba:

­¡No te preocupes, este traje no se quema...!

Y una de ingenio.

El  Piquete estaba preparado para salir e Hilario Asensio «Chabou» no tenía  banderola. Ideando, ideando, fueron a casa de Vicente Santonja «Reverte». Esta estaba  cerrada, pues su madre había salido. Vicente entró por la ventana, les abrió y se colaron  dentro. Al rato Hilario competía con las mejores modistillas madrileñas a la máquina de  coser y pronto salían todos otra vez a la calle con el objetivo logrado. Imaginamos la cara  de la dueña al  volver a su casa y ver el  desaguisado allí existente. Aunque las más  famosas y que participó todo el mundo festero fueron:

«El trasplante del corazón. (O la muerte del cerdo).

Transcurría el año 1964. Reunidos en el maset se enteraron un grupo que hay un  cerdo en venta. Se hace colecta entre todos y se adquiere.

El día de San Blas, a las 11 de la noche acabados todos los actos, se procedió a  «juzgar» al interfecto en la escalinata del casino.

Allí había, micrófonos, cables, jueces y defensores e incluso «TV» rodando. A las  acusaciones y defensas se pasaba a preguntar al  cerdo y este,«a micrófono abierto»  contestaba con un oportuno gruñido al tirarle la oreja.

No hubo solución. El jurado determinó que:

«Se le condena a morir por cerdo, cochino y marrano». Diósele muerte el día de Moros y  Cristianos y Eduardo Juan hizo la oportuna «olla». Dos jamones y dos paletillas pasaron,  frías gracias a Dios a las Agustinas y Residencia.

Pero... al día siguiente en el Santo Cristo habían muchos que «corrían deprisa» por entre los pinos con la faja en la mano por haber comido de la «olla» hecha con la carne del  cerdo sin enfriar.

Y la «Fuga del Tenor».

Siguiendo la costumbre de cada año, llegó una compañía lírica. Era el año 1941.  Con la coincidencia de ser el tenor natural de Agres y familiar de uno de los zuavos.  Le metieron tanto miedo con el frío que optó por marcharse sin avisar.

Como le habían visto con el  grupo de zuavos el  día anterior, a la hora de la  representación, hasta el  Alcalde fue a buscarlos por si  ellos sabían donde estaba. No  transcendió nada a la calle y el grupo de marras intentó averiguarlo llamando a la puerta  del escenario con la frase al portero de:

«Paredes que soy yo». Entraron y salieron... de golpe e igual  le pasó a Hilario  «Chabou» que iba con el perchero del casino, porque según el, cuando iba al teatro en  Madrid también se lo llevaba para la manta y el abrigo. No quedaban entradas. La obra la  interpretó el  segundo tenor y fue un desastre. Al  día siguiente, comunicado a Blay «el  pintor», que nada sabía, decidieron una de las suyas. Pintó al grupo caracterizándolos y al  frente iba un cartel con esta frase:

«Mañana gran función. La fuga del tenor». A beneficio de los «primos» de anoche.  Obra que sustituye a la «Bella Galatea».

Casualidad que los artistas estaban comprando en la carnicería existente entonces frente  a lo que hoy es pastelería y que regentaba la madre de Manolo «el carnisser». Allí fue  troya.

Pero como  habían salido tras la embajada, con aquellas caras pintadas, en la camino  hacia la plaza se encontraron con el  médico, el  recordado D. Francisco Liceras, éste.  siguiendo la broma no tuvo más «remedio» para recomponer sus pálidas caras que  «recetarles» ir a la farmacia con «aquello» que ponía la nota. Naturalmente se curaron de  forma instantánea. Una copa más, como les dio el boticario, resucita a los muertos.

Así ha sido siempre fiesta y humor con buena idea y sin malicia.

Aunque tristes también las ha habido como en el año 1939 al acabar la guerra civil.  Cuando en el mes de Junio se hizo la manifestación de la fiesta, se dieron cuenta  de que habían desaparecido casi  todos los trajes, por la pobreza de unos tiempos y el  rumor de que no habría nunca más fiestas.

Tres zuavos solo salieron. Vicente Beneyto, Ambros y Colau.  Cuando la música dio paso al «vítol» las lágrimas estaban en los ojos de todos.

Mejor que perduren las otras y no estas.

¿Como en todas las «filaes». En tanto tiempo y con tanta gente. Qué nombres concretos  han llevado la batuta de la fama dentro de la vida de los Zuavos? 

­Consideramos que debemos dividirlos en dos conceptos:

Aquellos que viven y hacen vivir las Fiestas cada día.

Los artistas propiamente dichos que ven y sienten lo que los demás no perciben por estar sumidos interpretando su papel de protagonistas en los hechos.

¿Empezamos por estos últimos?

­Pensamos que Julián Castelló «el Serio» , ocupa el primer lugar.

Nacido el 8 de Enero de 1876. Su padre Vicente Castelló, su madre Josefa Silvestre.

Alumno aventajado en la Enseñanza Primaria de aquellos tiempos. Un ir y venir al  «Barranc de la Fos», en su trabajo de adolescente en Hilaturas Ibañez aún le deja tiempo  para leer y formarse cristianamente forjándose un sello personal  que le acompañará  siempre.

Fue soldado en la Guerra de Cuba. Calamidades muchas y una gran odisea para  volver a España, a donde regresó de un modo casi novelesco.

Su gratitud al Santo Cristo y a San Blas se volvió un voto continuo mientras tuvo  salud y vida. Zuavo de solera, como su hermano Toni «bolincho» y sus cuñados Olegario  «carrasca»y Leandro «reverte», dejó huella en la fiesta. Cabo de la «Escuadra Oficial» en  varias ocasiones no temía ni al agua ni a la nieve. Solía decir a sus escuadristas:

«No hay que sortear los baches, nieve y barro. Hay que ir con marcialidad y  pisando firme como corresponde a los zuavos».

Así lo contaron los hombres mayores de la filà, Gonzalo «casporra» y Francisco  Molina «el tío Quiquet el del barranc».

Autodidacta. Conserje del Patronato. Dio clases a chicos que pronto habían de entrar a  trabajar. No ha legado una obra apunte de valor incalculable «Reseña Histórica». Historia,  como el dice muy bien, de los años de nuestra fiesta desde 1901 al 1922. Con palabra fácil  y muy propio nos habla de los hechos y gentes de la fiesta.

­Por el sabemos en 1901, en que año empezó esta filà a estar en la fiesta.

­Que en el 1902 el número de componentes era de 27.

­En 1903 se toca por primera vez El Zuavo por la banda de música de Adzaneta.

­Que en 1904 es el año de la «quintina», lotería.

­En 1905 tuvo lugar el crimen de Bocairent.

­Que en 1907 es el final de las «quintinas», lotería.

­En 1908 se inicia la guardia en el Santo Cristo. En la Procesión la música va tras el  Piquete. Hay una hermosa poesía con nombres italianos y españoles, Castel­Fidardo  Espoleto, Somorrostro, Lacar. Confirma la opinión que tenemos sobre el origen de la filà.

­Que 1910, Marzo ve el cierre de la fábrica de paños con su triste consecuencia.

­En 1911 se prolongó la fiesta un día por nieve el día de la Entrada. «Amaneció el día 3  con un frío intenso capaz de helar las campanas de la torre».

­Que en 1915 ve el comienzo de la «Retreta». El farolillo del Sargento fue diseñado por Julián y realizado por Sor Alejandra. Costó 11 ptas. Semana Santa ve la reposición de las  «rosegas» túnicas blancas con adornos negros y mitra con cola.

­En 1916 con motivo del  Centenario aparece la mujer en la fiesta, en una carroza. Se  regalan por algunos Srs. del pueblo una andas al Santo Patrón, magnificas. Se puso el  pavimento nuevo a la Iglesia y algunas reparaciones en la Sacristía. Y ... la inauguración  del Himno a San Blas. Música de Luis Coello. Letra de Julián Castelló «el Serio», ambos  Zuavos.

«También a ésta filà le ocupó la suerte de abrigar en ella a un individuo autor del  Himno que se cantó a San Blas con motivo de su centenario de Martirio que se cantó en la  Plaza cuando llegó la imagen del  Santo. Cuyo Himno quedó como propiedad de la  comparsa y quedó su memoria en los archivos de esta Iglesia Parroquial».

­Que en 1917, Luis Coello ofrece a la filà una copia del pasodoble «El Zuavo». Se cambia  el orden de iniciación de la diana del día de San Blas. Se empieza por los barrios viejos y  se acaba en los altos.

­En 1919 nuevo banderín de la filà. Padrinos: Ricardo Juan e Isabel Vidal.

­Que en 1921 regaló D. Joaquin Vañó ( Organista de Biar ) «Mosen Joaquín» una banda  de capitán nueva.

­En 1922 se inauguró el  castillo nuevo. Y hubo quien lo midió, no por la base, sino de  arriba a abajo. «¡Pobre Tomás que bacatazo!». Hay una frase muy hermosa cuando dice el  Autor: Las músicas tocando, las banderas al aire, las campanas en repique y la insignia  gualda y roja subiendo en su mástil entre una ingente muchedumbre. «¡Que bello es ver a  un pueblo congregado pensando como un solo hombre en una misma cosa!». Por cuestiones interiores se reformó el Reglamento.

Festeros como el tío Julián dan esplendor a la fiesta, honor a San Blas y prestigio a  Bocairent.

Murió el 17 de Abril de 1940. Sus restos son hoy como diría el poeta, «polvo enamorado  de su pueblo».

¡Hermoso e íntimo!

¿Otra faceta? 

­Sí. Blas Silvestre Jornet.

Nace en Bocairent el 26 de Junio de 1906 y fallece un 19 de Noviembre de 1982.  Festero y pintor. Años y años portadas de los programas llevaban su firma hasta esa  aportación póstuma del año 1984 mosaico de ellas. Formó parte de la filà desde el año  1924. Sus obras plásticas quedan en el «maset» y de un modo paralelo su vivir la fiesta.  Carrozas, bandas de capitanes. Su rectitud del concepto marcial. A partir de 1940 fue cabo  de escuadra y nadie duda de sus dotes en tal menester. A su alrededor todo era brillo y  color. Capitán en 1946. Desde la Entrada con sus artilugios para chicos y mayores hasta  esos maravillosos apuntes a carbón, hoy rescatados en las paredes del maset, «Les dones  que no son festeres». Dibujo que con aquel  caer de la faja del  festero hacia el  suelo  mientras ella le recrimina, parece estar dando vida a las palabras de Julián Castelló  cuando habla de Eduardo Espí y de Rafael Villaplana que se montaron la «entrada» otra  vez a altas horas de la noche con una guitarra y un arcabuz, acabando el primero con sus  orejas en manos de su mujer que le hizo entrar en casa y el segundo que «llegó» como  pudo. O aquel otro de un minúsculo zuavo montado en los trípodes de una cuba de vino  con aquello de «posa vi, posa vi». Teníamos otro con la «Fuga del  Tenor» pero  desapareció en el traslado del maset.

Ese San Blas sobre tela de saco y su obra final de la proclamación del Patronazgo  del Santo en la misma plazoleta que hoy ocupamos.

Al tener las facetas de festero y artista colaboró artísticamente, triunfando, en las  fiestas de Alcoy y Bañeres. Solo una cosa pudo mejor apagar su sed de festero: La  Medalla de Oro por su servicio en pos de la fiesta otorgada por la Asociación de Fiestas en  honor a San Blas.

En su divagar por las regiones celestes no hay duda que quizás los pinceles del  cielo le permitan el máximo logro con la entrada del Santo en la Plaza. Y una de aquellas  estrellas de la fría noche de Febrero, sean sus ojos captando el detalle. Lanzando con el  Vítol los papeles aleluyas de su amigo Eduardo Juan.

Un gran festero, un gran artista y todo un hombre en el sentir.

¿Músicos? 

­A la par de los anteriores, ocupa lugar de honor Luis Coello Pastor. Una gran familia,  ligado con sus hermanos Fernando y Manuel al sentir de la Filà de Zuavos. Autor de la  música del Himno.

Director de la «Música Nueva» de Bocairent. Fue también Director de la Banda de Música  de Antella. Fue barbero peluquero en su vida particular además de músico. De ahí aquella  exclamación: «¿Como es posible que un barbero haga una música tan estupenda?». Vivía  al lado de la Casa Abadía. Luego por azares de la vida pasó a Valencia.

Anécdota curiosa es que muriendo preguntaba por su madre y esta moría el mismo  día que él.

Es autor además del  Himno en su música, de los pasodobles «Dolores», «El  General Kuroki», «Emilio» y otros. Sus dos hermanos antes citados se sucedieron en la  dirección del Himno al llegar San Blas a la Iglesia.

Vemos que todos fueron gentes de gran personalidad y entrega asuntos íntimos de  la Fiesta. ¿Alguno más?.  ­Pues, Eduardo Juan «Quiquesso». No queremos decir sea menor que los anteriores.

Los arcos del adorno de las calles. Las banderolas y sus farolillos. Y sobre todo los  célebres papelillos aleluyas que al entrar el Santo en la Plaza, caen desde lo alto, como  entrañables pájaros aladas entre el  humo y la pólvora, los «vítols» y los acordes del  Himno. ¿Y sus ollas? ¿Y sus cazuelas?...que recordadas quedan.

También Francisco Calabuig Calatayud. 23 de Mayo 1910 al 10 de Noviembre de  1982. Zuavo desde el año 1926. Capitán en el 1948. Presidente de la Junta de Fiestas  desde 1949 al  1952. A su mandato se debe la configuración actual  del  programa de  fiestas, que pasó de ser un simple folleto a la obra artística que es ahora.

¿Muchos más? 

­Muchos, pues, como en todas las «filaes» hay un artista para cada momento. ¿Veamos nombres de protagonistas directos? ­Primeramente debemos citar a Francisco de Paula Cabanes. Hombre prócer de Bocairent  y con su casa y sus disponibilidades al servicio del más necesitado.

No faltó traje a Zuavo alguno. Ni sus bromas que nunca quedaron sin pagar. Como  aquella de las datileras ó del  torrat. A él  debemos la existencia del  «Piquete» en su  continuación, pues hubo filà que nos tenía inquina y quería fuéramos reducidos a la  célebre «parelleta». Hombre abierto que vivió profundamente toda la fiesta en su totalidad.

¿Otros nombres? 

­Sí. Otros nombre de ayer y de hoy son: Joaquín Petit «Esclafaportals», Miguel  Calatayud, José Mª Vañó «Tiraure»,  Francisco Calabuig «Poblet», Eduardo Espí, Leandro Cardós «Muisent», Francisco Ferre  «Caruso», Francisco «Oliva», Marcelino Alcaraz, José Molina «Artillero», Olegario  Doménech «Carrasca», Joaquín Castelló, Ramón Beneyto, Leandro Santonja «Reverte»,  Tomás Galiana, Bautista Marco, Eusebio Puerto... y tantos otros.

De época más actual, Francisco Molina Calatayud «El Sargento», Higinio Castelló  (padre), Jaime Mayor (padre), José Mª Molina «El  Juez», Ramón Silvestre, Joaquín  Silvestre «Memprés», Francisco Santonja «Francisco el de la Central»...

El actual número «1» Vicente Silvestre Beneyto «El Lletero» como el mismo dice,  Hilario Asensio «Chabou», Francisco Molina «El Chocolatero», José Puerto Cerdá, Juan  Puerto, los dos hermanos Vicente y Manuel Santonja «Revertes», José Mª Doménech,  Cristóbal Pastor... todos los «veteranos» del «Cuadro de Honor» solera de la filà.

Todos los Presidentes que hemos tenido, Manuel  Molina, Manuel Ferre, Agustín  Ferre Silvestre, Francisco Molina y Blas Silvestre... nuestro «capellán» Don Miguel  Calatayud, Valentí, Olegario, Pepe, Manolo y Angel cabos de la «Escuadra Oficial» de uno  a otro año, no dejamos a Luis, ni a Vicente «Flauta», ni a Jaume, Mariano...y tantos otros  que ahora estamos disfrutando la filà.

¿Qué datos más podríamos añadir a este largo pasar por el recuerdo de una historia  informal y muy efectiva?

­Añadir que durante varios años los Zuavos y Marroquíes realizaron la «Embajada de la  Risa» con el libreto de D. Joaquín Vañó «Mossén Joaquín», firmado bajo los seudónimos  de «Cabo Primero» y «Chochim Pitars» quien lo dedicó a esta filà, y lo guardamos con  cariño.

También señalar que la vieja costumbre de tomar, «olives», «safanòries» y «bon vi»  en el descanso del «Piquete» a la Procesión, a partir del año 1940 pasó a casa de Nicolás  Beneyto, conocida como «La Sociedad», en un principio era diríamos «familiar», pero  posteriormente, con el  beneplácito de dicha familia, se ha convertido en un receso  «popular» por donde han desfilado todas cuantas autoridades nos visitan, las autoridades  locales, y como no, «festeros» que llegan con la garganta seca.

¿Otros más? 

­Sí, pero estos un poco más formales. Remarcar que aquí nos regimos por el «Reglamento  Interior» donde todos son iguales, en voz y en voto.

También que hemos tratado a los presentes a los que se fueron porque nos da la  impresión de que somos un todo formado de pasado, presente y futuro.

Recordar a los autores de las décimas poéticas para las murgas.

Y como cierre a éstas páginas ideas recogidas. Recapacitar en el calor al hogar que hay cada domingo en el  «maset». Y ese respeto a cada uno y al  orden que bien  podemos resumir en esta anécdota: Leandro Cardós «Muisen», conocedor de la  costumbre de que el vino sobrante en las vinajeras de la Misa celebrada el día de Moros y  Cristianos en el altar de la Inmaculada Concepción pertenece a los Zuavos, fue a cumplir  con su costumbre que había tomado como suya.

¡Menuda sorpresa tuvo tal  individuo! Las vinajeras estaban más que limpias. Causa: El  Capellán celebrante Don Vicente Tudela, también era Zuavo y... conocía la costumbre y su  derecho.

Y en ese mismo año, 1917, se habla de como tratarnos:

«Ningún individuo tendrá derecho a ofender a otro en sus ideas políticas, sociales o  religiosas. Aquí no hay más que Zuavos». Es decir, aquí dentro como una sola familia  llevando esta idea a la vida misma.

Ahora una curiosidad. Una comparación en la vida. Año 1901, 22 músicos con  manutención y bagaje, 37 duros, 17,30'­Ptas. por gasto a cada componente de la filà.  Año 1984, gasto por Zuavo 8.500'­Ptas.

Y como costumbre final. Como la «Nit del Ciri», sin música pero con la fuerza de  nuestro corazón gritamos todo nuestro Himno a San Blas y su «Vítol».

Salimos con el calor propio que da el saber que existe la auténtica amistad. Solo  falta completar el ambiente, una buena manta, un poco de vapor a las válvulas como diría  Julián y las notas que inviten a marchar.
Fuente: Filà Terç de Suavos.
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