El uniforme de los Zuavos.
Cada
Filà tiene sus propias señas de identidad que la diferencian de las
otras y es preciasamente el conjunto de estas señas el que da
personalidad propia a nuestas fiestas, de Moros y Cristianos. Dos son,
entre otros, los rasgos que identifican nuestra Filà de Zuavos: las
piezas y el colorido del uniforme y la marcialidad en el desfile del
Piquete cada tres de febrero.
El
uniforme de la Filà Tercio de Zuavos, fundada en Bocairent en el año
1867, consta de bombachos de color rojo, chaleco y chaqueta corta de
color azul con dos cruces en el pecho y una en la espalda rematadas con
galón dorado, un pitxerí o jersey gris, una larga y amplia faja blanca y
una boina blanca con borla roja. El capitán y el alférez se diferencian
por la boina de color rojo y borla dorada. Completa el uniforme una
manta de color blanco con cenefa azul y cuatro borlas, y unas polainas
negras sobre calzado de igual color con botones blancos en la parte
exterior, hoy sustituidas oír unas botas de caña alta y falsa
abotonadura. El uniforme de las mujeres se diferencia por la sustitución
del bombacho por una falda y una boina que es de color rojo con borla
blanca.
Pero,
¿cual es el origen del uniforme de nuestra Filà que no tiene nada que
ver con las fiestas de moros y cristianos?, ¿Y esa marcialidad en los
desfiles?.
Su
origen es evidentemente militar. En su época los batallones de zuavos
fueron más conocidos que la legión extranjera francesa, reverenciados
por sus compatriotas por su dureza, valentía, ferocidad temeraria y
héroes de muchas batallas encarnizadas envueltos en una areola
legendaria. Su origen puede ser de los Zouauas, una tribu de gran
ferocidad que habitaban en los rocosas colinas de Marruecos y Argelia.
En 1830 los zouaua ofrecieron sus servicios al ejercito colonial
francés, y ese mismo año se organizaron dos batallones de tropas
auxiliares comandadas por el General Le Moriciere. A raíz de la
conquista de Argelia por Francia se incorporaron como tropas
mercenarias, y progresivamente fue desapareciendo el elemento indígena
de estas tropas y empezaron a ser franceses, pero conservando la vistosa
vestimenta tradicional del Norte de África: Una chaqueta corta sin
cuello, un chaleco sin mangas; voluminosos pantalones; faja de lana de
12 pies de largo, polainas de lona blanca y el fez rematado con una
borla y turbante. Llegando a convertirse en un cuerpo de voluntarios
franceses.
En
1852 el presidente Louis Napoleón, que poco después sería el Emperador
Napoleón III, ordenó la reestructuración de los zuavos en tres
batallones dentro del ejercito regular francés, formada por la totalidad
de franceses, y en 1855 el Emperador creó un cuarto batallón de zuavos
con los mejores soldados de los otros tres, asignándolos a su Guardia
Imperial. Cada unidad de zuavos se distinguía por el color del “falso
bolsillo” sobre la guerrera azul. Los zuavos de la Guardia Imperial
utilizaron los adornos amarillos.
Los
zuavos franceses confirmaron su reputación de luchadores en la guerra
de Crimea de 1854-55 o en el prolongado y costoso asedio de la ciudad
fortaleza de Sebastopol (1855), donde estos guerreros de vistosos
colores ganaron su inmortal renombre.
El
año 1855 el joven capitán del ejercito de los E.E.U.U. George
McClellan, observó a estos exóticos y coloristas luchadores y no paso
mucho tiempo sin que unidades de milicia americanas empezaran a adoptar
los holgados pantalones, chaqueta adornada con los galones y fez con
borla de estos famosos guerreros galos.
Más
tarde en 1859 los zuavos jugaron un brioso papel para Francia y el
Piamonte en la guerra mantenida con Austria por el control del Norte de
Italia. En la sanguinaria batalla de Magenta del 4 de junio, los zuavos
de la Guardia Imperial ganaron 10 cruces de la Legión de Honor y 50
Medallas Militares. Entre los recompensados de estas últimas estuvo
Madame Rossini, la mujer encargada del aprovisionamiento del batallón, o
“cantinera”, la primera mujer condecorada con la Medalla Militar.
De
1860 hasta 1867 los zuavos se encargaron de varios servicios, la
mayoría de ellos en condiciones muy duras y contra implacables oponentes
en África y en México. Mientras America se debatía en su Guerra Civil,
Francia pretendía mantener el gobierno mexicano del Emperador
Maximiliano que fue derrotado en una batalla por las tropas de Benito
Juárez. Combates como el del 5 de mayo de 1862 en Puebla se reafirmo la
reputación de los zuavos como unas feroces tropas de choque.
Así
mismo, en 1860 con el nombre de los Zuavos Pontificios se organizó un
ejercito al servicio de Pío IX para defender los Estados Pontificios.
Después de la derrota de la “Puerta Pía de Roma” en 1870 fueron
sustituidos por la Guardia Suiza. En este ejercito sirvió el
pretendiente carlista Alfonso Carlos de Borbón, que después en las
guerras carlistas organizó una guardia personal de zuavos.
Los
batallones de zuavos franceses a lo largo de su historia, pese a sufrir
fuertes derrotas, siempre fueron respetados y temidos por sus
adversarios. Pero los coloristas zuavos no sobrevivieron a la Primera
Guerra Mundial. A lo largo del verano y otoño de 1914 algunos batallones
de zuavos perdieron más de 800 hombres en una única carga, formaciones
de vistosos colores lanzándose inútilmente sobre la artillería y el
fuego de las ametralladoras alemanas A mitad de 1915 los uniformes azul
oscuro y rojo de la infantería francesa fueron reemplazados. Las tropas
coloniales incluidos los zuavos, fueron equipados con sombríos tonos
marrones, mostaza, el camuflaje en vez del color, se convirtió en la
regla general de todos los ejércitos del mundo y los coloristas
ejércitos de zuavos pasaron a la historia.
Es
posible que imitando la aureola mítica de la guardia de los Zuavos
Pontificios aparecieron un grupo de zuavos en las fiestas patronales de
algunos pueblos uno de ellos fue la Filà Terç de Suavos de Bocairent. La
similitud del uniforme así nos lo indica y si nos atendemos a las
cruces que figuran en nuestro uniforme y la boina que nos cubre, todo
apunta a la tradición carlista de sus miembros.
La Filà
Publicado en la revista programa de les Festes de Moros i Cristians en Honor a Sant Blai de Bocairent (Valencia) en 2001.
Texto
traducido al castellano, el original está escrito en valenciano. Su
finalidad es darle mayor difusión para los estudiosos tanto de las
fiestas de moros y cristianos, así como de los Zuavos.
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